"Cada hoja es todas las hojas del innumerable Arbol de los Relatos"

Thursday, May 29, 2008

Demasiado tarde para lágrimas


En medio de incertidumbres por el horario de la madrugada, que a Adolfo Castelo y Alejandro Dolina les parecía “prácticamente una ofensa” ya que era algo marginal en ese entones… se inició por “Radio El Mundo” de Buenos Aires: ”Demasiado tarde para lágrimas” en 1987.
Dolina venía de hacer: “Humor de la galera” y “Mañanitas nocturnas”.
El mismo comentaba en algún reportaje, para quitarse mérito, que su principal ocupación en esa época era entrar a los bares, aplaudir y hacer poner de pie a los parroquianos para que recibieran como era debido a Antonio Carrizo…

“Eran los tiempos en que Cacho Fontana y otros apabullaban con su despliegue de móviles y en esa radio tan pobre como era Radio Argentina, Dolina encarnaba a Gómez, el inmóvil, y por primera vez interpretaba, en un piano absolutamente desafinado, al maestro sordo Héctor Gancé”

Ya en “Demasiado tarde para lágrimas”, aparecen otros personajes y sucesos memorables: “jugábamos a los dados por radio; venía el mago oriental Washington Tacuarembó a deleitarnos con sus sombras chinescas; al hombre bala Ralph Caserta lo lanzábamos como para que rebotara en todas las paredes; los payadores instrumentales y abstractos Morte y Gargiulo en vez de cantar como Dios manda, en castellano, se toreaban mediante onomatopeyas. Y de los tra tra trá terminaban en una pelea terrible. Teníamos también al maestro de quena Atahualpa Beimberg, a Tamara la reina del streaptease, al hijo del sordo Gancé.”

Surrealismo por radio y regreso del público en vivo. “A propósito de la incorporación del público a su programa, Dolina dice que fue una casualidad”, cuenta Ulanovsky:

“Creo que venían a verificar la existencia del sordo Gancé. Primero vino uno, pidió permiso y se quedó, después dos, después cinco y ya se hizo una rueda”. Lo que Dolina no cuenta es que la cadena de oyentes fieles, en su mayoría jóvenes, grababan al principio sus audiciones y hacían circular los casetes como si fuera una conspiración de fanáticos. Con el tiempo, el programa se convirtió en lo que el corazón de Dolina necesitaba que fuera: un secreto homenaje a la radio de antes. Sus programas tiene público, tienen un comentarista de la vida, tienen música en vivo, tienen un radioteatro con efectos especiales y tanto él como sus partenaires ofrecen abundantes oportunidades para imaginar.”[1]

[1] Ulanovsky, Carlos. En: “Días de Radio”.

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María Elsa Rodríguez nació en San Miguel (Buenos Aires, Argentina) en 1966. Supo que lo suyo no eran las obtusas matemáticas, y que los sueños la movilizaban más que la realidad. Estudió Cinematografía, Fotografía, Bibliotecología y Archivística (áreas estas dos últimas en las que desarrolló su labor profesional los últimos años, sin dejar de seguir ampliando en talleres, su interés por la dramaturgia y la literatura). Estrenó obras en teatro, publicó cuentos y su primera novela. Desde entonces, comparte algo de su material en los sitios que administra en la Web: • https://artistinconcluso.blogspot.com/ • http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/ • http://ailaviuforever.blogspot.com/ • https://www.facebook.com/Libros-para-olvidar-la-editorial-de-los-libros-perdidos-984324104963181/