"Cada hoja es todas las hojas del innumerable Arbol de los Relatos"

Monday, December 28, 2009

Los libros encuentran a sus lectores

Es curioso, pero cierto.
A mi me pasó ayer en Luján...
Borges decía algo así como que no hay que obligarse a leer algo, porque cada libro se toma su tiempo en llegar al lector adecuado... o, dicho de otra forma: disfrutamos una lectura según nuestro estado de ánimo ¿Por qué tratar de disfrutar de un best seller?¿Porque lo leyó mucha gente?
Todo llega en el momento exacto, parece. Hasta los libros.
Es curioso, porque yo estaba haciendo tiempo mientras esperaba el micro para volver a mi casa actual... y, como siempre me pasa al volver a este lugar, rememoraba mi infancia por estas calles. Un cartel del otro lado de esa enorme y ancha avenida principal me distrajo. En la esquina de Brown, pero del otro lado de la terminal de ómnibus hay un bar que también es librería. Podés revisar los estantes y servirte un broli, en un sitio lleno de fotos en las paredes que parecen las mismas que tengo en casa: afiches de películas, Niní Marshall, Los Beatles... ¡Joe Rígoli!
Me quedé, obviamente mirando Revistas Humor. Y encima lo veo: el libro que se hubiese llevado mi viejo. En él pensaba cuando vi el cartel, recordando la inundación que cubrió la ciudad, creo que en el '74. Mi papá me cruzaba en sus hombros por esa misma calle, llevandome a casa frente a la Plaza Colón en Mitre 527, y el agua había transformado ese sitio en parte del río.
La inundación había vuelto a mi mente más temprano, en Mercedes, donde el Parque Municipal había desaparecido bajo esas aguas.

Tuesday, December 22, 2009

"Libres según"


Se titula un artículo del diario "El País" de España. Por supuesto lo afano de la página de Viggo, quien pareciera estar siguiéndome... cuando la vez que lo vi, huyó de mi como si hubiera sido al revés. Mi hijo dice que me "hackea" la mente.
Yo opino que es cierto, uno se cansa de poner la otra mejilla y se torna quejoso... por eso, ya que la otra cara no ayuda, les dejo la mejor que tengo.

Este es el link para quien lo quiera leer completo:
http://www.elpais.com/articulo/portada/Libres/elpepusoceps/20091220elpepspor_15/Tes

Lo que me sigue sorprendiendo, es que las mismas cosas suceden en todas partes y creemos que solo pasan en nuestro ámbito personal.
Esta gente española se queja de lo mismo que oigo acá, hablando con una amiga:

"Una de las actitudes que parece haber pasado a mejor vida en el mundo occidental, y desde luego en nuestro país, es la que engloba una serie de antiguas virtudes que, por lo visto, ya nadie considera tales. Llámenlas sobriedad, discreción, elegancia, austeridad, aversión a la histeria, al exceso y al pataleo, deseo de no importunar y de no crear más complicaciones de las existentes, de no dar la lata ni entorpecer las tareas de los demás. Llámenlas aguante, entereza, capacidad de encaje ante los reveses y los contratiempos, ganas de no desorbitar las cosas ni sacarlas de quicio, y por supuesto asunción de la propia responsabilidad. Todo eso, que era fundamental para la convivencia y para que cada cual realizara su trabajo con cierta eficacia y sin presiones inmerecidas, ha desaparecido de la faz de nuestras tierras. España, me temo, es el país que en mayor medida lo ha desterrado, de cuantos conozco, y sus ciudadanos se han convertido en los más exigentes, quejicas y despóticos, unos individuos (ya sé, hay excepciones) que creen tener derecho a todo y ningún deber; que, cuando cometen imprudencias a las que nadie los obliga, claman contra el Gobierno de turno si éste no se apresura a sacarles las castañas del fuego, espoleados por una caterva de periodistas, eminentemente televisivos, a los que nada gusta tanto como despotricar y exigir responsabilidades a quienes no las tienen (...)
Nuestros Gobiernos suelen ser pusilánimes y no se atreven a poner freno a esta creciente creencia, por parte de la población, de que todo le es debido; aunque sea ella sola, por su cuenta y riesgo, la que se meta en un berenjenal o se exponga a una estafa, 'los demás' estamos obligados a salvarla o a resarcirla. Todavía estoy esperando a que algún dirigente se plante y lance este sencillo y razonable mensaje: los ciudadanos son libres siempre, luego deben hacerse responsables de sus actos y decisiones."

Sunday, December 13, 2009

Voyeurs de cabotaje...

Cuando veo el capítulo de Los Simpsons donde Marge escribe una novela y pone a Flanders como “el muchachito”, siempre termino pensando lo mismo: “¿La gente que escribe… lo hace sobre si misma?”
¿No será mucho? La gente que no escribe (pero cree que es una boludez que cualquiera, hasta ellos mismos podrían hacer...) sospecha que lo que se lleva a la historia de marras es: "la vida misma". Y, lo que trata un autor, es de generar cierta verosimilitud, no de hacer periodismo, me temo.
Una cosa es decir que alguien que ha tenido una vida movida puede tener aventuras para contar como Jack London, pero otra es no notar el detalle fundamental: para escribrir, hay que sentarse y hacerlo, como la mamá de la familia Simpson. Un día, le pone el punto final a lo que empezó ante la incredulidad del resto. Esos que no son capaces de hacer algo semejante, pero si de criticarlo o buscar morbosamente en el texto, donde están las partes que les permitan reconocer hechos de su vida. Tal vez, porque las suyas son parodias… en las que desgastan esa energía creativa que otros usan para escribir ficción. ¿O no vemos a diario el esfuerzo sobrehumano de quienes se desgastan y enferman intentando “parecer”?
Los escritores, tal vez son más auténticos. Necesitan poner en sus personajes lo que saben que no son.
Ya lo contaba el cantante Ricardo Arjona hace años en un reportaje antes de separarse de quien lo acusaba de estar confesando un engaño en la canción que dice: “nos vimos, nos reconocimos enseguida, pero tarde”, para enroscarse en la descripción de ese sentimiento que todos alguna vez padecimos al estar en alguna relación que ya no nos satisface, pero en la que insistimos tercamente, tratando de restaurar…
Bien, el muchacho intentaba explicar que también había escrito sobre otras situaciones que le sucedían a un taxista, por ejemplo, y él no lo había sido.
Ricardo, a mi, me pasa lo mismo que a usted… y que a Marge.
He escrito para diversos artistas que me traían ideas que desarrollé para ellos… pero siempre alguien me pregunta algo del texto, como si se tratara de mi biografía.
¿Y cuándo escribí para hombres?
En el caso de la novela: http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/2009/12/capitulo-5-resiliencia.html ) esa era la intención.
Reconozco que usé mucho de lo que mi papá contaba de su propia juventud, pero jamás estuve en Yanquilandia, ni fui rica y estanciera, ni un tipo con una vida tan jodida.
Solo trataba de hacer una novela negra con los condimentos que el género especifica.
Tal vez, Arjona, que era un pibe bien fulero al principio, tuvo que ingeniárselas para levantar minitas y se fue perfeccionando en el arte de decir lo que la mayoría quiere oír. No neguemos que tiene un olfato y un poder de observación asombroso… ahora, ya hasta lo consideran “lindo”.
Entonces, volviendo al principio: para los “voyeurs” de sus vecinos y conocidos… y, para los que solo leen pensando que están desnudando al autor, les diría que a veces, no hay mucho para ver.
Por mi, les digo… sepan disculpar, es lo que hay.

Sunday, December 06, 2009

"... profunda necesidad de justicia..."

"¿Será que los humoristas nacen como las flores en el hielo, con ese color exagerado, de la lucha por sobrevivir en un ambiente inadecuado?
¿Será que si hubiera tenido una mirada de aprobación de mi madre, yo hubiera sido abogada?
No me malinterpreten, mi mamá es muy buena, o por lo menos, no hay nada tan malo en ella que cambiándola casi toda no se arregle... pero..."

Estas significativas questions se las hace Gabriela Acher, muchacha a la que admiro desde mi más tierna infancia, cuando hacía en la tele "setentosa", de la esposa de un hombre que no paraba de quejarse del hermano de ella. Me refiero a la versión original de: "Mi cuñado".
En: "Algo sobre mi madre (Todo sería demasiado)", explica como una idishe mame te puede desaprobar de por vida... pero aún así el judío puede usar eso para sacar su genialidad y brillar.

Esto ha sido muy educativo. Ahora se, que mi problema es religioso.
Soy de origen católico.
Es por ello que me puse a escribir novelas: http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/2009/12/capitulo-4-caminos-cruzados.html
Este es el link al capítulo cuarto de la primera.

En el texto de la Acher, de cualquier manera, se aclara que madres complicadas hay de todo tipo, pero se hace la salvedad que una madre italiana puede educar a sus críos al grito de: "¡Te voy a matar!... cuando una judía diría: "¡Me voy a suicidar por tu culpa!"

También ahora puedo darme cuelta que estuve casada con un moishe.

Pero lo que más me gusta de Gabriela es que se sobrepuso a todos los obstáculos. Ella, a quien la vieja llevaba al analista porque tenía imaginación. El señor, le dio unas láminas para que describiera... y le escribía historias con principio, nudo y desenlace, la chica. El diagnóstico fue que la mamá se consiguiera un psiquiatra ¡Y la nena un editor!

"... cuando ya empezaba a escribir mis propios libros y temía no ser tomada en serio como humorista (valga la paradoja), volví a soñar con mi maestro Rabinograd. (...) Pero antes de que yo pudiera abrir la boca, me espetó como si recién hubiéramos dejado alguna conversación anterior:
_ ¿No será la insatisfacción la madre de todos los humoristas? ¿Y es por eso que se paran a decir algo, porque tienen una profunda necesidad de justicia?
_ ¡Si, si, yo la tengo!_ asentí agradecida.
Entonces, él me tomó afectuosamente de la mano mientras me decía:
_ Querida, el humor está en tu destino, y tú tienes todos los ingredientes necesarios para ser una humorista: padres judíos, madre profundamente insatisfecha, autoestima baja, narcisismo alto, culpa, miedo, contradicciones e inseguridades de toda laya. Con este cóctel molotov, o salías humorista o te suicidabas en el jardín de infantes.
_ ¡Dios mío! _ me angustié_ ¿Será por eso que Groucho Marx dice que el humor es la forma amable de la desesperación?
_ ¡Por supuesto que es por eso! Y no podrás negar que tú has hecho un arte de la desesperación, y de tu neurosis, tu mayor fuente de inspiración. Por eso te digo que no te preocupes, porque cuando alguien es capaz de convertir sus miserias en un acto creativo, ya no es solo un neurótico. Es un artista."

Thursday, December 03, 2009

Yo soy Ned Flanders...

En Facebook aparecen unos jueguitos medio pelotudos tipo: "¿Qué personaje de Los Simpsons eres?". El sistema busca entre tus datos incriminándote con este o aquel nombre.
Yo sin pedirle a la ciencia que juegue por mi, me daba perfecta cuenta que no podía salir de "Marge", hasta que lo logré el día feliz que "Homero" se las tomó definitivamente y no murió como había prometido durante 17 años... simplemente cambió de casa.
Ahora elijo ser "Ned Flanders", ya que el rol de Homer, se lo asigno a la gente externa a mi hogar, que me hace infelices las horas diarias que no puedo evitar compartir con ellas y su subnormalidad.
Flanders, elige no ser ventajero como su vecino y hasta hace esfuerzos por apreciarlo... pareciendo tonto por padecerlo y perdonarlo.
Sospecho que cuando uno decide mantenerse firme en sus convicciones no puede dejar de pasar por boludo.
Pero ya ven, creo que ser bueno no es ser tonto.
Es tener principios.

Recomiendo: "La muerte de Ivan Ilich", un libro tal vez pasado de moda (como lo que sostiene Flanders), que describe a esa gente que quizás antes de morir finalmente logre recapacitar y darse cuenta de que si lo hubiera hecho antes nos hubiese jodido menos a los demás y lo habría pasado mejor...

Como los compañeros de este personaje que piensan así:

"... al recibir la noticia de la muerte de Iván Ilich lo primero en que pensaron los señores reunidos en el despacho fue en lo que esa muerte podría acarrear en cuanto a cambios o ascensos entre ellos o sus conocidos.
«Ahora, de seguro, obtendré el puesto de Shtabel o de Vinnikov -se decía Fyodor Vasilyevich-. Me lo tienen prometido desde hace mucho tiempo; y el ascenso me supondrá una subida de sueldo de ochocientos rublos, sin contar la bonificación.»
«Ahora es preciso solicitar que trasladen a mi cuñado de Kaluga -pensaba Pyotr Ivanovich-. Mi mujer se pondrá muy contenta. Ya no podrá decir que no hago una maldita cosa por sus parientes.»
-Yo ya me figuraba que no se levantaría de la cama -dijo en voz alta Pyotr Ivanovich-. ¡Lástima!-Pero, vamos a ver, ¿qué es lo que tenía?
-Los médicos no pudieron diagnosticar la enfermedad; mejor dicho, sí la diagnosticaron, pero cada uno de manera distinta. La última vez que lo vi pensé que estaba mejor.
-¡Y yo, que no pasé a verlo desde las vacaciones! Aunque siempre estuve por hacerlo.
-Y qué, ¿ha dejado algún capital?
-Por lo visto su mujer tenía algo, pero sólo una cantidad ínfima.
-Bueno, habrá que visitarla. ¡Aunque hay que ver lo lejos que viven!
-O sea, lejos de usted. De usted todo está lejos.
-Ya ve que no me perdona que viva al otro lado del río -dijo sonriendo Pyotr Ivanovich a Shebek. Y hablando de las grandes distancias entre las diversas partes de la ciudad volvieron a la sala del Tribunal.
Aparte de las conjeturas sobre los posibles traslados y ascensos que podrían resultar del fallecimiento de Iván Ilich, el sencillo hecho de enterarse de la muerte de un allegado suscitaba en los presentes, como siempre ocurre, una sensación de complacencia, a saber: «el muerto es él; no soy yo».
Cada uno de ellos pensaba o sentía: «Pues sí, él ha muerto, pero yo estoy vivo.» Los conocidos más íntimos, los amigos de Iván Ilich, por así decirlo, no podían menos de pensar también que ahora habría que cumplir con el muy fastidioso deber, impuesto por el decoro, de asistir al funeral y hacer una visita de pésame a la viuda."

León Tolstoi: "La muerte de Ivan Ilich (fragmento)".

Sunday, November 29, 2009

"Ni demasiado pronto, ni demasiado tarde..."

... suceden las cosas según Saramago en: "La balsa de piedra", donde tres de los protagonistas, siguen al cuarto, quien ha sido alcanzado "como al azar" por un hilo azul que ondulaba en el aire. Este suceso le impide ir en el auto con los demás, es por eso que ellos van detrás de él, que es guiado por el perro que se extiende en la entrada de la casa de una mujer: "Llevaba en la mano un hilo, el mismo que Joaquim Sassa seguía sosteniendo. (...) No pueden Joaquim Sassa y María Guavaira estar así unidos más que el tiempo suficiente para dar un sentido no dudoso a aquel enlace, por eso ella recoge todo el hilo y llegándole a la muñeca la rodea como si, invisiblemente lo atara otra vez, y luego se mete el pequeño ovillo en el pecho, acerca del significado de este gesto, solo un tonto tendría dudas, pero sería necesario ser muy tonto para tenerlas. (...) Estoy entre el mar y los montes, sin hijos ni más familia, los hermanos que tengo emigraron a Argentina, mi padre murió, mi madre está loca en A Coruña, más solas que yo debe de haber pocas en el mundo. (...) Fui joven, aunque apenas recuerdo cuando lo fui, y dicho esto se inclinó hacia el hogar, para que la lumbre la mostrara mejor, miraba a Joaquim Sassa por encima de las llamas y era como si le estuviera diciendo, Así soy, repara bien en mí, viniste a mi puerta sujeto a un hilo que estaba en mi mano, si quiero puedo arrastrarte a mi cama, y tú vendrás, estoy segura, pero hermosa nunca seré, a no ser que tu me transformes en la más bella mujer que haya existido, eso es obra que solo los hombres son capaces de hacer, y la hacen, la pena es que no pueda durar siempre."

Esto me recuerda a la "Tía Emma", quien aparece en el capítulo 3 de esta histotoria dominical intitulada: "Una de extranjeros en Yankilandia"
Puede leerla hoy al mismo precio que la semana anterior (o gratis) en:

http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/2009/11/capitulo-3-salvado-por-tia-emma.html

"Joaquim Sassa la miraba desde el otro lado del fuego y le pareció que las llamas danzando le modificaban súbitamente el rostro, ahora excavado en arrugas, luego alisado en sombras, pero lo que no se alteraba era el brillo de sus ojos oscuros, acaso una lágrima suspensa se había convertido en película de pura luz. No es guapa, pensó, pero tampoco es fea, tiene las manos gastadas y fatigadas, no se pueden comparar con las mías, que son de oficinista que goza de vacaciones pagadas (...) miro y sigo mirando a esta María Guavaira que tiene una manera de mirar que no es mirar sino mostrar los ojos, viste de oscuro, viuda a quien el tiempo ya alivió pero ennegrecida por la costumbre y la tradición, por suerte le brillan los ojos, y allí está la nube azul que no parece pertenecer a esta casa, el pelo es castaño, y tiene el mentón redondo, los labios carnosos, y los dientes, hace poco se los vi, son blancos, gracias a Dios, esta mujer es realmente bonita y yo no me había dado cuenta, estuve atado a ella y no sabía a quién, tengo que decidirme, regreso o me quedo aquí (...) con esta criatura silvestre que sabe qué sal traen los vientos por encima de los montes y debe de tener el cuerpo blanco bajo esas ropas...

Wednesday, November 25, 2009

Argentores...

... organizó en su auditorio de la calle Pacheco de Melo 1820, una serie de charlas mensuales con guionistas de televisión. La última dedicada a Jorge Guinzburg:

"Periodista, conductor, guionista, humorista, publicista. Su ductilidad lo llevó por casi todos los recovecos profesionales de los medios. Entevistador sagaz, incisivo, pero al mismo tiempo simpático, fue una marca que instaló desde sus primeros programas."

Se encargaron de contar anécdotas y forma de trabajo: Lionel D'Agostino, Miguel Gruskoin, Hernán Ferreiros, Martín Vázquez y Fidel Chiatto, quien cerró ante la negativa de Andrea Stivel, con esta frase:

"Jorge, aunque físicamente era bajo de estatura, dejó un agujero enorme en la televisión argentina"

Sunday, November 22, 2009

Gracias por las musas...

Gracias a los que opinaron y me hicieron notar con muy buena onda, detalles a corregir y para los que se alegran de mi alegría.
Y, como siempre gracias a los 3 muchachos que me inspiraron semejante relato.

Para los que quieren volver a pecar después de misa, ya les subí el Capítulo dos, de la novela... que es para eso. Podrá usted lector amigo, espiar los pensamientos del muchachito, quien se cree un gringo malo en:

http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/


Tal vez, como Dolina en su genial opereta criolla: "Lo que me costó el amor de Laura"... este hombre enamorado pensaba:


"Durante mucho tiempo me ha gustado creer que todo buen verso estaba al final de un camino lleno de espantos y pena. El sendero poético que me atreví a imaginar conducía a un lugar más glorioso cuanto mayores eran los sufrimientos del camino. Los malvados elegían un camino más fácil, que no llevaba a ninguna parte.

Más tarde, Robert Graves me reveló una verdad: existe la musa y es la mujer que uno ama.

Desventuras de última hora me hicieron ver que tal vez ambas intuiciones son ciertas. El camino difícil es el camino del enamorado y el del poeta. Ese camino es el que conduce a la diosa, que es la mujer amada y la única que conoce -o nos hace conocer- la música buscada."

Monday, November 16, 2009

Bajo la cruz de cada día

En: "Artistas, locos y criminales", ese libro que Soriano editó con sus artículos aparecidos en el diario: "La Opinión"... leo el título que usé para esta entrada:


"Esta breve biografía de Roberto Mariani, autor de los notables Cuentos de la oficina, es, creo, uno de los pocos textos disponibles para aproximarse al autor y a su obra.
Durante la investigación su familia me proporcionó varios cuentos y apuntes inéditos que se publicaron junto a este artículo. Ese suplemento del diario, sirvió como material de trabajo en Filosofía y Letras de Buenos Aires. Mariani era casi ignoto en aquellos días de euforia militante. No creo que hoy se conozca mejor."

Se lo dedica a Jorge Di Paola y arranca así:

"Roberto Mariani fue uno de los más brillantes narradores del infortunio y la deseperación y quizás por eso su obra estaba destinada a esfumarse de la historia de la literatura argentina. Vivió 53 años duros _entre 1893 y 1946_ y dejó tres libros de cuentos, uno de poemas dos dos obras de teatro y tres novelas..."

Me pareció casi que "el gordo" querido me lo dedicaba a mi.

Siempre me pasa con lo que leo de él, pero en este caso, fue algo muy poderoso, ya que llevo años de infortunio a cuestas (43, en mi caso) y pretendo una especie de exorcismo publicando electrónicamente al menos, las obras que hace años esperan "el papel".

El domingo, mi padre postizo me hizo una aguda observación al respecto y mi jefe de ojos azules, a quien le asigné la ardua tarea de corregirlo, realizó otra tremenda...

Como considero que los primeros capítulos ya están en condiciones, los invito a leer: http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/ el nuevo blog en el que estoy subiendo una novela y otros trabajos que no quiero corran la suerte de los de Mariani, quien se los dejó a libreros y editores para que los perdieran irremediablemente... o a parientes que se los dieron a Soriano, quien no logró publicarlos en su totalidad por su alejamiento del diario.

¡Si el tipo no era el paladín de la mala suerte le pasó raspando!

Monday, November 09, 2009

"El nacimiento de San Lorenzo de Almagro"

Decir "le robo" al "Geniocuervo" este videíto de You Tube, no se si será exacto. Pero es real.
Esta no tan célebre frase que lo precede, tal vez le de la razón, al chabón (que, me temo no entendió mi elogio pa' su poema y me contestó otra cosa):

http://www.youtube.com/watch?v=aWeQ7jAPuus

Lo que sigue, es la épica historia del cuadro de mi papá, un leonés que vino a la Argentina en 1924, en los brazos de su madre. De Baradero, se mudó a Parque Patricios para enamorarse del Ciclón y se ve que algunas cosas se heredan, che.

"Para quienes me conocen, esta historia no necesita introducción. Para los demás lectores diré que hacía tiempo que tenía ganas de reconstruír el nacimiento de San Lorenzo y la doble victoria de 1972 me dio un buen pretexto. Jorge Gelman_ hincha de Atlanta_ aprobó la idea pues gustaba, como yo , de provocar a los lectores del diario y al propio Timmerman.
Esta reconstrucción sigue pareciendome apasionante, porque aquella aventura de un puñado de pibes en la primera década del siglo es común al nacimiento de casi todos los clubes de Buenos Aires. Un fenómeno cultural que ha impregnado la vida argentina y que, en el caso de San Lorenzo, me parece una parábola ejemplar del fulgor y la decadencia de una soiedad. Cuando hicimos el reportaje, ni Xarau, ni Gianella, ni nadie podía imaginar que nueve años más tarde San Lorenzo predería su estadio y sus bienes que costaron tantos esfuerzos. Menos aún que en 1982, tendría que volver a jugar en la B."



Con esta introducción, el gordo Soriano explica el texto que sigue, dedicado a Sanfilippo y Rafael Albrecht. Es de 1973 y pertenece a: "Artistas, locos y criminales", una selección de los artículos que hizo para el diario: "La Opinión", de Timmerman. Son de los años 1972 al '74. Por eso, tengamos en cuenta que habla del siglo veinte. Siglo donde no solo nace San Lorenzo, el cuadro de mi viejo... sino también los "Estudios San Miguel", donde se filmaron las películas argentinas de la época de oro. No tan curiosamente, cuando en 1982, los demolían, mi viejo lloraba conmigo. A él le dolía que le habían destruído el viejo "Gasómetro" y yo sentía que era un mal augurio para mi carrera de cineasta...

"Entre los hinchas de San Lorenzo de Almagro que festejaron alborozados la conquista de los títulos de 1972, caminaba un hombre de 79 años, de rostro seco como una cáscara de nuez, de ojos desteñidos que sólo podían permitirse una mirada lejana. No sintió los habituales dolores en el hígado y en la nariz, quebrada sesenta años atrás por un pelotazo. En el bolsillo trasero del pantalón guardaba una billetera de cuero gastado, abrigo de doscientos pesos, un carnet de socio vitalicio de San Lorenzo y una medalla de oro. Nadie lo reconoció, nadie le agradeció nada. Cuando llegó a la pensión de la calle Monte al 3.700, se encerró en su pieza de tres por tres, sacó el calentador de querosén, peló tres papas y las puso a hervir. Se sentó en la única silla, prendió la radio y escuchó cómo la gloria caía sobre un grupo de hombres que se ganan holgadamente la vida con el fútbol. El no lo dice, pero quizás haya mirado a su alrededor la vieja cómoda, el camastro, el crucifijo en la pared del que cuelgan siempre dos flores que se marchitan. La voz del locutor cuenta la historia de San Lorenzo, memora nombres rutilantes y menciona a los Forzosos de Almagro. El viejo Francisco Xarau asiente con la cabeza. Recuerda el 1 de enero de 1915: el wing derecho desbordó su punta y tiró al arco, la pelota rebotó en un defensor de Honor y Patria y vino de buscana, justito para la zurda de Xarau; le pegó como venía, buscando el efecto contrario para enderezarla. La pelota rozó con el tiento en la cabeza de un defensor y se clavó en la red. Xarau, veloz, hábil con las dos piernas, lo imprescindible para ser un gran centroforward, corrió a festejar. Lo ahogaron a abrazos. La vieja cancha de Ferrocarril Oeste estaba repleta. La barra de Almagro deliraba. Era la misma alegría que en 1972 sintieron los herederos de aquellos hinchas cuando Figueroa logró el tanto del triunfo frente a River Plate. Aquel gol de Xarau abrió el camino para que San Lorenzo ascendiera a la primera división de la Asociación Argentina de Football. Corrían 37 minutos del primer tiempo. Dos goles más, el último del wing izquierdo Luis Giannella, sellaron el score definitivo: 3 a 0. La barriada de Almagro tenía ya un club que la identificara.Desde entonces, la aventura que había nacido en 1907, en la esquina de México y Treinta y Tres, con el nombre de Forzosos de Almagro, creció hasta alcanzar en 1930 su esplendor. En la euforia del triunfo, pocos sabían que dos de aquellos pibes que integraron el equipo de los Forzosos, cuando se fundó, en 1907, y cuando ascendió en 1915, están vivos y abandonados por su hijo presuntuoso. Xarau vive en la pobreza de un cuarto. Giannella, de 77 años, está ciego, sordo y apenas puede mover sus piernas. Casi todos los días, como hace 65 años, los dos "muchachos" (así se nombran ellos) se juntan en casa de Giannella -quien vive cuidado por una hija y tiene otro hijo varón-, para recordar aquella época que ya parece una alucinación. Giannella, que no oye ni ve, habla como una ametralladora, se indigna cuando lo interrumpen. Xarau nunca se casó y no se queja demasiado de su soledad: 'Siempre tuve problemas -dice-, cosas de la vida. Todo lo que les dejó San Lorenzo fue un carnet para entrar gratis al club y una medalla de oro. El viejo centroforward opuso resistencia a contar la historia de los Forzosos: 'Ya está escrita -argumentó-, la hicieron los investigadores; nosotros la vivimos, no podemos modificarla'. Al fin, Xarau y Giannella contaron aquella infancia en el barrio de Almagro junto al cura Lorenzo Massa, quien los dirigió en sus primeros pasos. El relato de ambos sacó a la luz una circunstancia casi desconocida para los hinchas de San Lorenzo. El nombre del club no proviene sólo de un reconocimiento al padre Massa; se refiere, concretamente, a la batalla ganada por San Martín en 1813.
GIANNELLA: En 1907 la calle México era de tierra, todas las casas eran bajas y modestas y por allí pasaba el tranvía 27. Los pibes jugábamos al fútbol en la calle porque era lo más barato que había. Los de la barra vivíamos en la calle México o en Treinta y Tres. Todos trabajábamos para ayudar en casa. Yo hacía herrería artística en un taller de Avenida La Plata y Rosario. Cuando largaba el trabajo, salía corriendo para juntarme con la barra y hacer el partido. La pelota era mía, de esas de tiento que había entonces, ¿las conoció? Después se la vendí a Federico Monti, que era el cabecilla de la barra, en dos pesos cincuenta. Queríamos formar un cuadro para jugar con los muchachos de otros barrios, así que nos reunimos y empezamos a buscar un nombre. Elegimos Forzosos de Almagro. El primer nombre lo discutimos mucho, pero todos estábamos convencidos de que, al club, había que agregarle a cualquier nombre, el del barrio: Almagro. Algunos queríamos ponerle Almagro solamente, pero por fin le agregamos Forzosos.
XARAU: (...) En 1907 éramos los Forzosos pero no jugábamos todavía contra otros cuadros. Hacíamos partidos entre nosotros, menores contra mayores. Eramos pibes de 12 a 15 años. Me acuerdo que cuando pasaba el tranvía, lo usábamos para hacer rebotar la pelota, lo que ahora llaman 'pared'.
GIANNELLA: San Lorenzo nació el día que Juancito Abondanza se llevó por delante al tranvía. Estábamos jugando un partido entre mayores y menores en la calle, justo frente a la capilla de San Antonio. El padre Lorenzo Massa salía a la vereda a mirar. En un momento, Juancito agarra la pelota y empieza a disparar como loco. Se cortaba solo y no vio el tranvía, o lo quiso gambetear, la cosa es que se lo tragó. El mótorman alcanzó a frenar pero igual lo golpeó y lo tiró al suelo. El tipo que manejaba y el guarda bajaron furiosos para pegarle a Juancito, pero el pibe era muy ligero y se las tomó mientras los mandaba con madre y todo. Yo estaba parado al lado del padre Massa (...) Cuando escuchó que Abondanza los insultaba a los del tranvía, me dijo: 'Pero che, qué barbaridad, qué mal educado es ese pibe'. Enseguida me preguntó quién era el cabecilla de la barra. 'Aquél', le dije, y señalé al Carbuña. Nosotros lo respetábamos mucho. Federico Monti era un pibe que trabajaba de carbonero -después se hizo albañil-, por eso le habíamos puesto ese apodo. Lo llamó al Carbuña y le dijo: 'Mirá, en el fondo de la capilla tengo un lindo terreno. Si ustedes lo limpian pueden hacer una canchita. Yo les hago hacer los arcos en la carpintería de la iglesia de San Carlos. ¿Qué les parece?'.
XARAU: Limpiamos el fondo de escombros. Trajimos un carro, y Giannella, Federico Monti, su hermano Juan y yo, nos llevamos muchas cargas de yuyos, ladrillos y otras cosas. Dejamos todo limpito. El cura trajo los arcos con las medidas que le habíamos dado (...)
GIANNELLA: El que puso el nombre de Forzosos fue Luisito Manara, un chico muy bueno que iba a todas partes con nosotros y que se murió enseguida, a los 16 años, de tifus. Cuando discutimos el nombre no teníamos ni la pelota. Luisito decía que el cuadro se tenía que llamar Forzosos de México, porque éramos casi todos de esa calle. Federico Monti dijo que no, que había que ponerle cualquier nombre, pero con Almagro al final, y que eso no podía cambiarse nunca. Entonces quedó Forzosos de Almagro. Con el nombre de Forzosos jugamos apenas dos o tres meses. El primer partido fue contra Estrellas de México, que era un cuadro de ahí cerca, por Castro Barros. Estrenamos unas camisetas color borra de vino que nos trajo el cura Lorenzo. Les ganamos 2 a 1. Xarau hizo un gol de penal ¡Cómo los tiraba! El otro creo que lo metió Julio Maidana. Jugamos muchos partidos y los ganamos todos. En la capilla no perdimos nunca. Le ganamos al Jorge Brown, al Laureles Argentinos, que era de las calles Agrelo y Boedo. Ibamos a los diarios a poner los desafíos, pero no nos querían recibir el papel porque no tenía sello y decían que si no tenía sello no era un club. Como el padre Lorenzo nos obligaba a ir a misa todos los domingos, a la salida hablábamos con los vecinos y juntamos 7 pesos que costaba el sello de goma. En la misa, el padre controlaba muy bien si estábamos todos, porque si no, no había permiso para usar la cancha. Ibamos tantos muchachos a misa que se empezó a llenar de chicas, pero en ese tiempo no nos ocupábamos de mujeres, como hacen ahora.Federico Monti y otros empezaron a decir que había que cambiarle el nombre al cuadro, porque Forzosos era muy feo. Monti me dijo: 'Hablá con el padre Massa, elegí un nombre, y si él está de acuerdo, lo cambiamos'. Lo agarré al cura cuando salía para ir a San Carlos, que quedaba en Victoria y Yapeyú (hoy Hipólito Yrigoyen y Quintino Bocayuva). Le dije: 'Padre, vamos a cambiar el nombre del cuadro'. Me preguntó cómo pensábamos llamarlo. 'Mire padre -me animé-, le vamos a poner Club Atlético Lorenzo Massa'. El cura se agarró la cabeza: '¡No! -me dijo-. ­Por favor! Ustedes se pelean en la cancha, les van a decir cuervos, frailongos, no, no'. Entonces le insistí: 'Federico dice que lo único que no podemos sacar es Almagro, pero lo otro está decidido'. No quiso saber nada, así que tuvimos que reunirnos todos en la esquina y buscar otro nombre. Nosotros le queríamos hacer el homenaje al padre y ponerle su nombre al club, así que buscamos una vuelta en el asunto. Alguno se acordó de la batalla de San Lorenzo. Fuimos corriendo y el cura aceptó. 'Bueno, si es por la Batalla de San Lorenzo está bien. Que se llame San Lorenzo de Almagro'. Esto era en abril de 1908.Xarau: Yo le voy a contar cómo cambiamos la camiseta y adoptamos la azulgrana, que se usa ahora. Como nosotros no perdíamos ningún partido, el cura nos dijo un día: 'El domingo que viene les voy a traer un cuadro bravo a ver si ésos les pueden ganar. También voy a traer dos juegos de camisetas y los sorteamos. Uno es verde y blanco en franjas verticales, el otro rojo y azul, también verticales. La camiseta que tenga el cuadro ganador queda para San Lorenzo'. Trajo un cuadro de San Francisco, que tenía unos jugadores bárbaros. Sorteamos las camisetas y nos tocó la roja y azul. Les ganamos 5 a 0. Giannella hizo un gol. Así que nos quedamos con las camisetas azulgrana que se siguen usando ahora. Entonces el cura se convenció de que no perdíamos más y nos hizo entrar en el campeonato de las iglesias, que se llamaba Don bosco. También lo ganamos. Entre tanto, nos íbamos haciendo muchachos grandes.Giannella: El padre Lorenzo consiguió una cancha en el Parque Chacabuco y nos fuimos a jugar allá, porque ya necesitábamos más. Por el año doce, la municipalidad nos sacó la cancha y no sabíamos qué hacer, así que decidimos irnos a jugar a otros clubes. Xarau y yo nos fuimos a Vélez Sarsfield. Llegamos a la semifinal pero perdimos contra Porteño. Yo no jugué ese día. Al año siguiente terminamos segundos de Floresta y perdimos el ascenso. Si ese año Vélez Sarsfield hubiera subido a primera, San Lorenzo no existiría.En 1914 formamos de nuevo el club San Lorenzo de Almagro y entramos en el campeonato de segunda división. Nos reunimos en la casa de Alberto Coll, en la esquina de Treinta y Tres y Agrelo, y allí instalamos la secretaría del club. Entramos en segunda y ganamos todos los campeonatos del norte, sur, qué se yo. Ganamos el torneo de segunda y teníamos que jugar la final con Honor y Patria, que era campeón de Intermedia. El partido fue en la cancha de Ferro y ganamos 3 a 0. Fue el 1 de enero de 1915. Xarau hizo el primer gol y yo el último. Subimos a primera y, desde entonces, San Lorenzo no descendió nunca.Xarau: Nos hacía falta cancha. Habíamos juntado cien socios que pagaban una cuota mensual. Empezamos a hacer la cancha en Liniers, sobre un terreno que era del cuadro de Olimpia. Gastamos toda la plata y cuando la terminamos, la municipalidad nos avisó que por ahí iba a pasar una calle asfaltada y nos desalojó. Perdimos todo, una fortuna en ese tiempo, y lo peor es que no teníamos cancha para jugar en primera. Menos mal que el presidente de Ferrocarril Oeste nos alquiló la de ellos. La pagamos con plata nuestra porque también éramos socios del club, y ya teníamos una barrita buena. Cuando entramos en primera, la cosa andaba mejor. Nosotros éramos jugadores y se había formado una comisión directiva. En el año dieciséis nos fuimos a Avenida La Plata, al lugar mismo donde ahora está el club. El padre Massa consiguió alquilar el terreno y empezamos a hacer la cancha. Nosotros íbamos a ayudar a nivelar el terreno, a sacar escombros y todo eso. La hicimos casi en el mismo lugar en que está ahora, un poco más sobre Avenida La Plata, y tenía una tribunita chica, como para cincuenta personas.
GIANNELLA: Mi vieja tiraba la bronca. Decía que todos los que jugaban al fútbol eran unos atorrantes. Yo le contestaba: 'Cuando juegue en primera voy a conseguir un trabajo mejor'. Claro, me dieron un trabajo en la Unión Telefónica. Yo jugué hasta 1923 (...)
XARAU: Yo me retiré antes, en el dieciocho. Por mi madre y mi hermana. Siempre tuve problemas. No me pude casar porque tenía que cuidarlas. Ya ve donde vivo. El año pasado viví en un ranchito de La Reja. Conservaba recuerdos de la época, pero un día entraron ladrones y se llevaron todo. Soy socio vitalicio de San Lorenzo, tengo el número cinco y mi foto está en la intendencia del club junto a la de los demás. Entro gratis a la cancha. Me conformo. Trabajé seis años como cuidador de las canchas de bochas del club y me daban un sueldito. Tengo una jubilación chiquita y a los setenta y nueve años no puedo esperar mucho.
Los que empezamos éramos menos de veinte, los que hicimos el club unos cien y sólo quedamos dos vivos. También queda Silva, que era de las inferiores. Ahora lo único que me queda por delante es la muerte. Mi amargura no es andar solo y tirado, sino que lo que hice no me haya servido de nada. No me refiero al club, que lo hicieron los que vinieron después, sino a la vida. Siempre tuve problemas. Tengo unos sbrins, pero ellos están en lo suyo y me parece bien. De los viejos, más vale no acordarse. Aunque alguna vez también hicieron goles."

Friday, November 06, 2009

Cine Debate en UNTREF

Retransmito:

Tenemos el agrado de anunciar e invitar al nuevo ciclo de cine que arranca, este sábado, en la Untref (sí, ¡mañana!)
EL ESPEJO Y EL ESPECTÁCULO - El Cine y los medios de comuncación de masas -Durante los ultimos meses, el escenario político y el de la opinión pública estuvieron atravesados por el debate acerca de la nueva ley de medios de comunicación. Muchas voces se alzaron a favor y en contra, pero lo llamativo es que ambas dicen sostener lo mismo: la libertad de expresión y la pluralidad de voces. Con el ciclo de cine debate El Espejo & El Espectáculo, trataremos de entender juntos cómo funcionan y qué espacio ocupan en nuestras vidas medios como la radio, la televisión y los diarios; desenmascarando la actitud de "reflejo" objetivo de la realidad, para ver detrás de ella una vocación de prisma que refracta: forma opinión, crea realidad, construye poder

Las películas:
7/11: Dias de Radio (Woody Allen, 1987)


14/11: Network (Sidney Lumet, 1976)


21/11: Ellos Viven (John Carpenter, 1988)


28:11: La crisis causó dos nuevas muertes (Damian Finvarb y Patricio Escobar, 2006)



Como siempre, aseguramos al que venga:- buen cine, - un momento lindo,- un espacio para charlar y preflexionar,- un agapé (ágape + canapé) para amenizar- y todo, ¡gratis!


Los esperamos:Todos los sábados de noviembre a las 19 hs. en el Auditorio de Untref, Valentín Gómez 4838 (frente a la estación Caseros).


Ojalá los veamos por ahí, Grupo Celuloide (Martina, Pablo, Yamila)


http://grupoceluloide.blogspot.com/

Friday, October 30, 2009

"para hacer el retrato de un pájaro"

"Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.
Apoyar después la tela contra un árbol
en un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
sin decir nada,
sin moverse...
A veces el pájaro llega enseguida
pero puede tardar años antes de decidirse.
No hay que desanimarse
hay que esperar
esperar si es necesario durante años
la celeridad o la tardanza en la llegada del pájaro
no tiene nada que ver
con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega, si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.
Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.
Hacer acto seguido, el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
pintar también el verde follaje
y la frescura del viento,
el polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierva en el calor estival
y después esperarque el pájaro se decida a cantar.
Si el pájaro no canta, mala señal,
señal de que el cuadro es malo,
pero si canta es buena señal,
señal de que podéis firmar.
Entonces arranca
le delicadamente una pluma al pájaro
y escribid vuestro nombre
en un ángulo del cuadro."

Sunday, October 25, 2009

Viajante




Hoy en Barcelona
Mañana en Madrid,
Pasado en Londres
Y yo siempre aquí.
Aguardando las horas
En que puedas venir





María Elsa Rodríguez

Friday, October 23, 2009

Onirokitsh

"En Lourdes, partido de San Martin, a una cuadra de Ruta 8 y Pedriel, en la esquina de Yrigoyen e Iturraspe, se encuentra el Centro Cultural Esperanza, que este 24 de octubre será el ámbito elegido para dos eventos muy felices, la presentación de la muestra-instalación ONIROKITSH (objetos inútiles donados por la gente) y el cumpleaños de Daniela Miguel.
Quedan uds. calurosamente invitados! Aconsejamos traer objetos inútiles, bebidas y mucho afecto. Se suspende por lluvia. Invitan: Daniela Miguel. Curadores-soñadores: Ezequiel Romero y Lia Cugino. Performance: Marianita Serrano. Traigan sus objetos inútiles!"


"Un objeto inútil es el residuo de los sueños de trascendencia, un resto cargado simultáneamente de esperanza y de imposibilidad, una ruina por habitar."


Entre los objetos que descarté para presentar, están los paraguas destruídos tras la última ventisca lluviosa. Si, ya somos una especie de país tropical del sur que amanecemos con flor de aguacero y regresamos al hogar en pleno sol abrasador.




El problemón con los paraguas... no es que queden "rompidos" y desparramados por cualquier lado después de una tormenta, sino que no les llueva. Ese es el estado de inutilidad de semejante objeto. El cementerio de paraguas descartables de origen chino en que queda convertida esta singular ciudad sureña (no me refiero a Texas, sino a Buenos Aires y zonas aledañas, lector extranjero que no me frecuentas, lo se...) insisto, no es lo que demuestra que son inútiles. Lo que confirma es que los paraguas made in argentina eran mejores.


El "objeto inútil" es el paraguas que una lleva durante todo el día en cartera, bolso, mochila y/o bolsita plástica (para meterlo una vez mojado y no chorrear los pisos), los días de amenaza de lluvia... pero que no llueve.



Así que decidí presentar el perfil del psiquiatra de mi mamá (que antes había "¿atendido?" a un marido que tuve de la misma abandónica manera), una zapatilla que no le dejo usar a mi hijo porque el perro se la mordió (y él insiste en que la otra está buena todavía...), un VHS lleno de moho como la relación que contenían sus imagenes y un frasco de desodorante que es inútil porque sabemos que la única fragancia que no te abandona es la neurosis.



Me quedé con las ganas de llevar: "La sonrisa de papá", que viene siendo su dentadura postiza. Como la de Gardel, nos sonríe desde el botiquín del baño cuando abrimos. Pero como bien me indicaba una de las organizadoras del evento: "Eso la hace útil" y me la descalificaron...

En fin. Sigo siendo una persona incomprendida pero increíble. No me da verguenza decirlo. Nadie me cree cuando hablo en serio. Pero yo insisto, porque también soy terca. Por eso: no dejéis de ir a: "ONIROKITSCH"

Monday, October 19, 2009

Baladas

Balada Del Ausente

Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.

Juan Carlos Onetti

Sunday, October 18, 2009

Escasez de viajes...

"Por culpa de la escasez de rinocerontes", Les Luthiers nos narra este bonito narramiento:

http://www.youtube.com/watch?v=183_qkh8Obg

Dicen que es bueno que podamos sacar de lo que nos falta, algo positivo.

Bueno, en este caso, escribí esta narración para un concurso que pedía: "cuentos de viajes"

Solo salí dos fines de semana en 17 años... ya que mi consorte de entonces, no era muy viajero y yo aún era muy solidaria "y debía" acompañarlo a lo largo de toooooooooda su depresión porque de lo contrario cumpliría su repetida promesa de suicidarse por mi culpa.

De esas épocas nefastas es este cuentito abominable:


"Historia de un viaje accidental al exterior..."
(Derecho de Autor, Exp. Nº: 634718)

"Sucedió el siglo pasado... en un oscuro período entre los gobiernos de Alfonsín y Menem, si mal no recuerdo. Hasta la tragedia provocada por la xenofobia, todo parecía ser una joda como cualquier salida con amigos en los dorados años de firmeza y tonicidad muscular. Los últimos tiempos, me he retirado por propia decisión (lo confieso con pesar), a las zonas montañosas que me permiten ocultar la fofez de mis partes del oprobio que me genera la playa, las termas y las comparaciones odiosas de alguna gente.
Entonces, mi cuerpo y yo éramos diferentes. Aún no sabía que mi marido no era ocurrente y pintoresco, sino que estaba chiflado lisa y llanamente. ¡Cuanta inocencia!. No podía ni jugar al tejo en la arena siquiera... se me perdían invariablemente los círculos voladores de madera verde, una y otra vez, demorando cómicamente el juego, hasta que ya no pudimos seguir por falta de demasiadas piezas. Pero nos reíamos de mi torpeza... ¡Estábamos tan bien!. Todo era alegría. La cuestión es que éramos tan jóvenes y despreocupados que en pleno viaje a Mar del Tuyú, llegamos a Entre Ríos... cosa curiosa, ya que no veníamos del sur patagónico, subiendo por la Ruta 3. Sino más bien todo lo contrario, arrancamos del Gran Buenos Aires para el sur, pero tal vez una rotonda mal señalizada o la falta de sueño reparador, o que nuestros amigos Ale y Oscar estaban podridos de reparar la casa donde nos alojamos al llegar a la costa. La cuestión fue que debimos migrar al norte y terminamos en lo de unos parientes de otro amigo, en Concepción del Uruguay.
La verdad, que mi media naranja era de esconder cosas, como esto del lamentable estado del sitio al que nos llevó y de la fobia. Una vez guardó los “Australes” que ahorraba en una bolsa de nylon y los enterró en la huerta del fondo, con la esperanza de que eso le impidiera gastarlos y yo fuera la reina del hogar que construiríamos con la ganancia... pero mi suegro, sin saberlo, alquiló el terreno a una familia boliviana que lo usaba para la producción de hortalizas. La cosa terminó mal. No encontramos el dinero. Los bolivianos alegaron que quizás se habría desintegrado el papel por la humedad del suelo... lo que la bolsa de plástico hubiera impedido, según gritaba mi “casi husband” de entonces mientras su madre, hermano y yo tratábamos de que no liquide a los impasibles inquilinos, presa de la desesperación que le provocaba su estado de nervios.
El tiempo le permitió consolarse de alguna manera, al ver que cambiaba la moneda de nuevo y podía volver a juntar moneditas en una lata. Yo no tuve consuelo al no poder reinar en lo de mamá donde nos tuvimos que quedar, ante la imposibilidad de hacer nuestro nidito de amor en otro lado. Tal vez de allí su inexplicable fobia ante el extranjero... y su permanente deseo de no gastar. Por eso fuimos a esa casa que nos prestaron en la playa. Ya Ale y pareja ponían el auto, nosotros teníamos que ofrecerles el techo... que lamentablemente se llovía. paradójicamente no había agua en las cañerías. Eso lo supimos una vez que logramos ingresar. Tuvimos problemas de entrada con la cerradura y también con la luz. Lamentablemente llegamos de noche... pero el alumbrado público nos iluminó bastante bien mientras arreglaban los tapones y destornillaban la puerta de madera del frente, que finalmente cedió y pudimos instalarnos.
Nosotros ya estábamos acostumbrados a las incomodidades que mi vieja nos brindaba, así que no lo pasábamos tan mal. En cambio Oscar, al tercer día, cansado de trabajar en vacaciones y, tras no haber podido disfrutar tampoco de mis pastas pegoteadas (yo aún no sabía cocinar, de hecho no pude aprender, traumatizada por ese recuerdo), nos invitó a un lugar donde no estaba lloviendo según el pronóstico meteorológico. Se veía él como un fóbico en ese momento...
Dimos un verdadero giro, que nos llevó a Entre Ríos. En el camino, la lluvia dio paso al fresquete. Por suerte, nos divertíamos de lo lindo. Mientras Ale y yo cantábamos los temas de Copani en el asiento de atrás, un grito de mi marido nos sorprendió. El conductor, lo había golpeado mientras aullaba desencajado: “tengo desempañador”. Claro, nosotros no teníamos, o no le funcionaba a nuestro coche. El auto en su totalidad no andaba, por eso viajábamos en el Fiat Europa impecable de los chicos. Se ve que “my darling” quiso limpiar a mano el parabrisas... para ayudar en algo.
Al llegar, nos recibió el tío de nuestro amigo, un tipo muy jodón. Mi esposo, también lo era todavía: “¿El cabezón vino en el fitito?”, le preguntó al buen hombre, quien desconcertado, respondió que no... ¿Para qué querría un autito tan chico semejante pedazo de hombre?. Mi marido remató: “¡Para usarlo de casco cuando anda en moto!”.
Parecía estar bien... todo parecía encauzarse, pero viraría inexorablemente para el lado oscuro. Conocimos la playa que los locales consideran su orgullo. No existía Botnia aún y, a propósito, ahora se me ocurre curiosamente que decir “Argentina y Uruguay”, es como nombrar “Inglaterra e Irlanda”... sin rencores mutuos, con una historia en común que nos hermana, un canal de agua en medio que nos une más que separarnos... ¡Cuantas coincidencias!. Pero mi hombre no lo veía así... temía que no era buena idea cruzar el charco a comprar boludeces. En esa época, el cambio nos favorecía y a los demás les encantó la propuesta. El tío ya había pasado varios televisores, sentado sobre ellos, en lugar del asiento del conductor... de más está decir que los muchachos que vigilan el puente, eran de lo más campechanos y no revisaban mucho. Esposo mío daba muestras de un humor cada vez más particular. No se si es que a mi me irritaba su actitud (lo veía rascarse la cabeza en una postura netamente infantil), o porque imaginó una tele de 14 pulgadas atascada en el traste del gordo y se lo espetó groseramente (lo que al otro lo hizo desternillar de risa). Tal vez, cuando se acercó mal predispuesto a empujar un auto que se había quedado entorpeciendo el tramite en la aduana, en plena entrada al puente... debí darme cuenta de lo que nos esperaba. El gendarme se acerca y le dice: “¿No me da una mano maestro?”. Lo miró serio y replicó sarcástico: “¿Cuál querés?”.
Los demás rieron, pensando que estaba de buen humor... yo sabía que no era docente y me di cuenta que también me rascaba mucho, como el resto del grupo, ajeno a mis cavilaciones. Uruguay le gustaba menos que la idea de volver a pasar por un puente tan largo con tantos litros de líquido corriendo por debajo. Me lo comentó con mala cara, como si fuera mi culpa que estuviese en esa situación. Entonces recordé que se bañaba de manera particular. Primero el cuerpo descalzo hasta el cuello y luego, al salir se lavaba la cabeza... en el lavatorio. Comencé a sospechar que le había entregado mi destino a un roñoso, piojoso y mal parido. Me puse a hacer cuentas, para ver si ya había vencido la garantía... ¡Y si!. Hacía más de un año. Ya no lo podía devolver.
Al rato, la banda que nos llevaba de aquí para allá, decidió quedarse a pasar el resto del día en las termas de Guaviyú. Ese al que la ley me unía “no dijo ni mu”. Noté su descontento durante el resto de la velada... todos nos metimos a las piletas excepto él, alejado por miedo que quisieran tirarlo al agua. Permaneció vestido de pies a cabeza con el pantalón largo de su equipo de gimnasia de poliéster azul (cerrado hasta el cuello), cociéndose al sol. Éramos tan diferentes... en un momento salí para ver si se ponía un poco las pilas y me invitó a caminar. No le gustaba el lugar. Mucho coche importado, mucho sol, muchos piojos, muchos uruguayos. A mi me dio como pena... le expliqué con lo que me quedaba del cariño que unas horas antes sentía por él, que estábamos, efectivamente del otro lado de la frontera. Se ofendió y discutimos acerca de mi falta de lealtad para con él y sus manías. ¿Cómo podía ponerme del lado de esos extranjeros?. Ya una vez nos habían estafado “los del gran país del norte”. Me descolocó, por un momento, el muy vil. Esperé, astutamente para ver que tramaba. Yo solo conocía un par de extranjeros. Mi mamá, que era tana y la vieja gallega de al lado, pero no de Estados Unidos... “¡Los bolivianos que me cagaron!”, gruñó ya bastante molesto. Me quedé muda, lo que aprovechó para seguir furibundo quejándose de mi obtusa postura. Estaba sintiéndome un poco mal por la decepcionante forma en que se estaba presentando la cosa. El sol pegaba fuerte a esa hora y se ve que mi rostro lo terminó conmoviendo. Me invitó una bebida fresca a la sombra. En el local no le quisieron recibir la plata argentina, por lo que se la agarró entonces con el que atendía, empecinado con que el tipo lo sobraba. El empleado se mantuvo firme y le mostró que enfrente, le cambiaban los billetes. Cruzamos a un puesto en el que vendían canastos de mimbre. Misma historia. Se los tomaban si compraba algo... que él no quería. Opiné que uno de los cestos estaba buenísimo, para terminar con la cuestión y me dieran algo de tomar. Fue el acabose... me acusó de traidora, imperialista: “¡Roja!” me gritaban unos que no distinguí entonces, pero que resultaron ser nuestros amigos enganchándose en la trifulca, al creer que era en broma. Casi van todos en cana por el lío que se armó. A mi me llevaron a la enfermería, estaba insolada, colorada como un tomate, cansada, deprimida y no me dieron mi gaseosa. Pero me compraron el canasto. A la hora de volver tuve que decidir entre el dichoso coso de mimbre y el otro coso... no había lugar para llevar a los dos.
Prefería el cesto, la verdad. Pero el resto del grupo pensó que se me iba a pasar y ese hombre que me acompañaba no quería quedarse en un país limítrofe. Lo ataron al techo (al canasto), y volvimos hasta el lado argentino, donde nos separamos. El tío y el cabezón siguieron para su casa. Ale y Oscar decidieron súbitamente ante nuestra poco amigable compañía, seguir viaje a Misiones... artos de nosotros. Nos dejaron en un hotel para que nos reconciliáramos y para que les cambiara la suerte. Yo dormí con mi regalo (que aún conservo y al que bauticé “Consuelo”) y mis piojos. El se fue a su cuarto con los suyos."
María Elsa Rodríguez

Tuesday, October 13, 2009

"Dudo que tirar una piedra al mar pueda ser la causa de que se rompa un continente"

"No quiero entrar en vanas filosofías, pero respóndame si ve alguna relación entre el hecho de que un mono haya vajado de un árbol hace veinte millones de años y la fabricación de una bomba nuclear, La relación es precisamente, esos veinte millones de años..."

Así discrepaban en una imaginaria charla un hombre que había arrojado una piedra al mar en Portugal y quienes se supone lo interrogarían para saber como ese suceso, podría ser la causa aparente de la rajadura de los Pirineos y la separación de la Península Ibérica del continente europeo...

"... de repente se le cortó la respiración, el locutor había dicho su nombre, se ruega a don Joaquim Sassa, de viaje por alguna parte del país (...) que se presente ante el gobernador civil más próximo del lugar donde se encuentre a fin de colaborar con las autoridades en el esclarecimiento de las causas de la ruptura geológica (...) No iba a responder a la llamada, no se presentaría ante ningún gobernador civil ni militar, imagínense qué conversación tan absurda, el despacho cerrado, la grabadora grabando, Señor Sassa, usted tiró una piedra al mar, Si, la tiré, Y cuánto supone que pesaría. No sé, talvez dos o tres kilos, O más, Si, podían ser más, Aquí tiene unas piedras, pruebe con ellas y dígame cuál se aproxima en peso a la piedra que tiró, Esta, Vamos a pesarla, así, bien, pues haga el favor de comprobarlo con sus propios ojos, No pensé que fuese tanto, cinco kilos y seiscientos gramos, dígame ahora, le ha ocurrido alguna vez caso parecido a este, Nunca, Está seguro, Absolutamente, No sufre perturbaciones mentales o nerviosas, epilepsia, sonambulisno, trances de diverso tipo, No señor, Y en su familia, hay o hubo casos semejantes, No señor, Luego haremos un electroencefalograma, intente ahora hacer fuerza en este aparato, aquí, Qué es, Un dinamómetro, haga toda la fuerza que pueda, No puedo más, Sólo esto, Nunca fui hombre mucha musculatura, Señor Sassa, usted no puede haber tirado aquella piedra, Lo mismo digo yo, pero la tiré, Sabemos que la tiró, hay testigos, gente de toda confianza, por eso tiene que decirnos cómo lo consiguió, Se lo he explicado ya, iba por la playa, vi la piedra, la levanté y la tiré, No puede ser, Los testigos lo han confirmado, Es verdad, pero los testigos no pueden saber de dónde le vino esa fuerza, usted si debe saberlo, Le he dicho ya que no lo sé, La situación, señor Sassa, es muy grave, aún más, gravísima, la ruptura de los Pirineos no se explica por causas naturales, de ser así estaríamos en una catástrofe planetaria, y a partír de esa evidencia hemos empezado a investigar casos insólitos ocurridos en estos últimos días, el suyo es uno de ellos (...) Por ese camino, después de investigar los casos insólitos, tendrán que pasar a los casos sólitos, Casos qué, sólitos, Qué quiere decir esa palabra, Sólito es lo contrario de insólito, es su antónimo, Pasaremos de los insólitos a los sólitos si es preciso, tenemos que descubrir la causa, Van a tener mucho que examinar, Estamos empezando, dígame de dónde sacó su fuerza. Joaquim Sassa no respondió, hizo enmudecer a su imaginación, porque el diálogo amenazaba con volverse circular..."

José Saramago. De: "La balsa de piedra"

Tuesday, October 06, 2009

"Debemos agradecerle a las ratas..."

Si, la verdad.
Los que amamamos a los animales, sabemos que ellos saben lo que hacen.
Nuestra perra Flori abría y cerraba la puerta, cuidaba a mis hijos mejor que yo (según sus propias palabras) y entendía todo lo que le decíamos. Tenía un carácter excelente y jamás estuvo un día sin sonreír...

"La adoración de Osvaldo Soriano por los gatos es tanto o más pública que su obra. Según cuenta el escritor en su Educación Sentimental, el día que nació había un gato esperándolo al otro lado de la puerta. Un gato negro de mirada contundente le trajo la solución para Triste, solitario y final; y otro, Vení, lo acompañó en el exilio y sólo murió al regreso a Buenos Aires. Hubo un gato Pulqui que fue mono, león, pirata y bandolero en su infancia; y otro llamado Peteco que lo sacó de apuros literarios. Soriano se separó de una chica sólo porque era alérgica a los gatos y dijo que un escritor sin felino es como un ciego sin lazarillo. Soriano no dejó ninguna novela sin gatos. Y confesó alguna vez ser uno de ellos: perezoso y distante”.

"Hidalgo", el caballo de Viggo también era como un "perro grande" en la película del mismo nombre (que, a mi es la que más me gusta)... y Harrison Ford sabía, cuando hacía de profesor aventurero, que debía seguir a las ratas para salir de un problemón que se le había presentado en ciertas catacumbas.

Bueno, Vaccaro, el nuevo director de la Sade, parece coincidir con todos nosotros... ya que cual Indiana Jones, agradece a las alimañas que seleccionaron con buen criterio el material del que se alimentaron durante tantos años en el sótano de la institución que ahora preside:

"Típico de un país que no valora lo realmente importante"

El viernes, 02 de octubre de 2009 a las 19:46

"CARTAS Y POEMAS DE GRANDES AUTORES, SALVADOS DE IR A LA BASURA. FUERON HALLADOS EN UN SÓTANO DE LA SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES. ESTABAN EN MÁS DE TREINTA CARPETAS. SE RECUPERARON ENSAYOS DE ALMAFUERTE, CARTAS DE JOSÉ HERNÁNDEZ Y MÁS DE 2000 MANUSCRITOS.

Cuarenta hojas en letra manuscrita guardan las huellas de los primeros ensayos de Almafuerte, al escribir el poema "El misionero". Fechado en 1903, el poema es el mismo que más tarde, el pequeño Jorge Luis Borges le escuchará recitar a Evaristo Carriego y entenderá la emoción de la poesía.

"Decía Borges que, aunque no entendió una palabra del poema, pudo sentir la emoción de la poesía y fue entonces que decidió ser poeta", recuerda ahora Alejandro Vaccaro mientras sostiene aquellos folios del poema original.

Esos papeles, que guardan la letra de Almafuerte, su gesto, sus giros, estuvieron durante años, largos años, en una carpeta archivo, en el sótano de la Sade (Sociedad Argentina de Escritores), sin que nadie supiera de ella. Claro que en el mismo sótano había otras tantas carpetas, con otros muchos manuscritos, cartas, borradores, poemas, apuntes y notas de cuantas grandes firmas ha tenido la literatura argentina.

Allí, en la sala Leopoldo Marechal del edificio de la calle Uruguay de la Sade, su presidente, Vaccaro, recorre de una en una más de treinta carpetas archivo y va sacando papeles o más bien tesoros. Salen cartas, una enviada desde Montevideo y firmada por Esteban Echeverría en 1845; sale además un manuscrito de Rubén Darío con el borrador, tachonado y corregido de "La marcha triunfal", fechada en 1895; aparece una esquela de agradecimiento de Marcelo T. de Alvear, fechada en 1924; y también una carta de 1864 que José Hernández envió a su mujer bajo el encabezado de "Chinita querida", carta que cierra con la firma "Tu compañero Hernández"; hay además una serie de cartas de Domingo Faustino Sarmiento escritas en Nueva York en 1866, alguna de ellas en inglés; y un poema de Horacio Quiroga, en su propia caligrafía.

"Este bien podría ser uno de los descubrimientos más grandes de los últimos años, en lo que respecta a originales de materiales literarios", comentó Vaccaro. La pregunta, entonces, sería ¿cómo fue dicho hallazgo?, pero también ¿cómo es que nadie sabía de estos valiosos documentos?

El hallazgo fue el pasado viernes 25 de septiembre, según cuenta Vaccaro -que asumió la presidencia de la Sade en diciembre de 2008- en plan de limpieza en "ese lugar lleno de porquerías, libros tirados, papeles, mugre". Fue entonces que encontraron una serie de carpetas de lomos negros alineadas. "No sabíamos que tenían, pensé que habría documentación antigua, recibos, cosas sin importancia y dije: 'esto hay que tirarlo', pero al abrirlas encontramos un material increíble", comentó.

Registros de la existencia de ese material no había. "En alguna oportunidad escuché que la Sade tenía un museo con materiales de este tipo, pero nunca tuve ninguna precisión". Tal vez ese silencio en el que todos aquellos originales, producto de donaciones particulares, permanecieron durante largos años, fue lo que los salvó de los saqueos, ya que como cuenta Vaccaro, "es bien sabido que han sido robados gran parte de los materiales más valioso con los que la Sade contaba".

Ahora, bromea el presidente, "hay que hacer una nota de agradecimiento a las ratas, que han tenido la deferencia de no comerse estos valiosísimos papeles."

Thursday, October 01, 2009

"Las clases dominantes odian los sueños porque son incapaces de producir una poética del futuro"

Ante el fracaso de la reforma educativa heredada de Duhalde... se viene una nueva reforma: http://ar.news.yahoo.com/s/28092009/40/n-argentina-viene-nuevo-secundario-habra-mas.html

Ojalá sea: "la verdadera salvación" del sistema educativo. Parece ser más de lo mismo. Es increíble que sabiendo que el languideciente plan iba al desastre, se implementó igual y ya en este artículo (previo), se sospechaba que habría que esperar hasta el 2010...


"Utopía, una cultura en deuda
por Osvaldo Soriano

Artículo de 1987 pero pleno de vigencia

En estos tres años de democracia, o de transición a la democracia, como ha preferido llamarlos Juan Carlos Martini, hemos ganado un enorme espacio de libertad. Me pregunto qué hacemos con esta libertad y si no la estamos desperdiciando, o matando, simplemente por no utilizarla para debatir los grandes temas que la sociedad argentina aún no ha resuelto.

Me refiero a la lucha que deberíamos librar contra el oscurantismo que todavía nos amenaza: somos cautelosos ante la deuda externa, ante la reacción de la Iglesia, el Ejército y los burócratas sindicales. Eludimos la obligación de discutir y elaborar el pasado, como si aceptáramos clausurar el debate con la tesis simplista de que la lucha armada fue producto de la locura de unos pocos y que ella es culpable de todo lo que nos ha ocurrido.
Los que piensan así se contentan con la condena a unos pocos militares asesinos que fueron el brazo armado de una clase social aterrorizada ante la posibilidad de cambios que ponían en peligro su propia existencia.
Ahora el gobierno anuncia la era de la modernidad tecnológica sin tener en cuenta el contexto de dependencia, atraso, pobreza, analfabetismo y desocupación. Los partidos de izquierda no han sabido responder al desafío porque hay que reconocerlo, esgrimen ideas y plataformas que eran justas en 1910, pero aparecen hoy , decididamente anacrónicas.
En verdad, pocos quieren asumir la crisis en toda su dimensión, económica y moral. Las frases vacías y el cinismo intentan disimular la falta de un proyecto de sociedad que termine con el éxodo de los jóvenes, que nos saque de la dependencia y la humillación para hacernos libres en un mundo que entra de lleno en la revolución informática.
Resulta fácil, en este cuadro de situación, el entierro de las utopías y la aceptación del pragmatismo salvaje. Las clases dominantes odian los sueños porque son incapaces de producir una poética del futuro. Prefieren el pragmatismo, porque en el terreno de la eficiencia la derecha ha ganado siempre y lo demostró otra vez en el “Proceso de Reorganización Nacional” que liquidó una cultura que, al menos, creía en una sociedad mejor, más justa y solidaria.
No se trata de defender el estado de cosas que vivimos hasta el comienzo de la dictadura. La metodología de la violencia sin respaldo popular es indefendible. Creo que hoy debemos llamar la atención sobre la desesperanza, la indiferencia y el individualismo, creo que son la exacta contracara de una sociedad realmente democrática y solidaria. De pronto, muchos intelectuales han decidido eliminar de su discurso temas que son atribuidos a un pasado según ellos digno de ser enterrado: la miseria, la explotación y la marginación parecieran haber desaparecido de la Argentina simplemente porque no se los nombra, o porque son inaceptables para cualquier conciencia que se suponga honesta.
El imperialismo cambia y se adapta a los nuevos tiempos, mientras los intelectuales y los partidos que se dicen populares se quedan sin argumentos, o aceptan los del enemigo. La deuda externa, que es la nueva forma que adquiere la dominación, nos atará los pies, las manos y las ideas durante generaciones (hasta el año 2010 dicen los más optimistas) y esto no parece quitarle el sueño a mucha gente ni despertar la imaginación de quienes tenemos el deber de elaborar soluciones no convencionales. Pareciera que lo más cómodo es plegarse a las voces dominantes, aceptar la cautela paralizadora y el cuento del sentido común.
Sí, además, uno de cada dos jóvenes se quiere ir del país, ¿quién va a aportar, entonces, la cuota de locura que necesita toda gran empresa de cambio y de liberación?
La nuestra es una cultura en deuda dentro de una política de deuda . Son mayoría los intelectuales del Post-Proceso que se han vuelto cada vez más insulares y específicos. Fragmentarios, oscuros, eliitistas.
No les preocupan realmente las víctimas de un sistema inhumano:para ellos no existen condiciones feudales de explotación, no les interesan las luchas de Chile, de Sudáfrica, de Afganistán, ni la agresión a Nicaragua . Casi hasta les alegra que sea Reagan y no los pueblos quienes derroquen a dictadores anacrónicos como Marcos y Duvaler.
Nuestra cultura de solidaridad ha sido aniquilada y estamos aquí para cambiar ideas sobre su reconstrucción. Tenemos que advertir entonces, que por primera vez en mucho tiempo, la derecha elegante ha copado el universo de las ideas que hasta hace una década eran monopolio de las izquierdas más lúcidas.
Existe hoy una línea refinadamente reaccionaria que se viste de democrática y anticolonialista, porque ha tenido que volverse más presentable ante la opinión pública
En el diario Clarín, el ideólogo derechista francés Alain de Benoist lo explicó a grandes rasgos: los desencantados de la izquierda aceptan hoy las viejas ideas de la derecha tiñéndolas con las banderas más elementales del antiguo socialismo.
Esa derecha está financiada por las grandes corporaciones multinacionales. Se monta en los sueños frustrados de la izquierda y utiliza argumentos de pensadores marxistas como Antonio Gramsci. En los países dominantes aportó el sustento ideológico para las victorias de Reagan, de Margaret Thatcher, de Kohl, de Chirac o para copar a casi todos los gobiernos social-demócratas.
Nunca, desde entonces, los trabajadores han perdido tanto terreno en el plano de las conquistas sociales que costaron siglos de luchas sangrientas.
Sin embargo, leyendo a Alain de Benoist, pope de la nueva derecha, a uno le parece estar frente a alguno de nuestros pensadores de la izquierda descorazonada, del democratismo reflexivo.
No sé hasta qué punto el combate por una verdadera democracia involucra a la literatura.
Estoy seguro de que los escritores tenemos mucho que hacer. Pero no lo haremos todos juntos porque no estamos todos del mismo lado.
Quienes todavía creemos en los valores de la izquierda, tenemos que revisar nuestros argumentos. Recuperar las banderas de la fraternidad, de la denuncia, del progreso.
Uno de nuestros mayores pecados es la mezquindad No conseguimos poner de acuerdo los apetitos personales con los objetivos de la clase trabajadora derrotada en estos años trágicos. Y ante lo complejo de la tarea, hay quienes piensan, aunque no lo confiesen, que la mejor salvación es la salvación personal.
La verdadera salvación está en la audacia intelectual, en la locura creadora.
En la utopía, que mantiene viva la esperanza de que un día seamos mejores.- "

Osvaldo Soriano de
“ Rebeldes, soñadores y fugitivos”

Thursday, September 24, 2009

"Dos años más tarde, cuando él era una ruina y yo un jóven insolente"

Con esta fatídica frase, Soriano explica al final de su cuento: "El penal más largo del mundo", un re-encuentro con un "famoso" jugador. Para no ser menos, mi anécdota aleccionadora, sea tal vez: "el relato más largo... o: la entrada de blog más larga"

Con mi compañero de trabajo y un asiduo concurrente a la biblioteca, solemos charlar acerca de "la casualidad, la causalidad"... y, curiosamente, luego termino relacionando los asuntos más extraños. En esta ocasión: "la ruina" vengo a ser yo y el "jóven insolente" el "que te jedi".
Igual, el pajarón ni se dió cuenta, pero se ofendió él por mi cara de disgusto. A su amigo, igual le aclaré (a los hombres, chicas, hay que explicarles todo) que era cansancio, no "cara de orto".

Yo creo, que la diferencia entre el punto de vista entre "el hombre y la mujer (primero está "hombre", si lo podéis notar...)" está en eso, precisamente. Cuando yo era chica (la nena de rojo del grupo de abajo), los nenes no nos dejaban jugar a la pelota con ellos y el lugar de juego: "el campito" del barrio, era monopolizado por los viles. Solo si había algún probema "técnico" con mi vieja (que les secuestraba la pelota y me cagaba el día con ese solemne acto... ya que era expulsada por ser "la hija de la gallega" más guacha del paraje), se podía jugar a la mancha o a la escondida, que se sabe... es mejor de a muchos. Bueno, en mi caso, si me dejaban volver a la cancha, claro. Mayormente me salvaba que era buena para "librar para todos los compa". Pero esa es otra historia.
O, tal vez no tanto... porque para que mi compañerito de laburo pudiera charlar un rato con su amigo, me puse a cubrirlo y terminé haciendo todo yo. Pero mi cara, mi actitud, lo molesta a él... que estaba de brazos cruzados mientras yo desplegaba una energía que se supone debía estar reponiendo a esa hora ¿Se entiende?

Su visión dista kilómetros de la mía.
¿Será que soy una resentida como las demás mujeres?
Debe ser por lo que comentaba antes. Como ellos, se adueñaban del campo de juego, nosotras nos dedicamos a conspirar en su contra y a molestarlos. Ustedes empezaron esta guerra. Tienen que asumirlo, de eso se trata.


Si...
Eso lo explica todo.
Somos resentidas, retorcidas y caracúlicas porque no nos dejaban jugar de igual a igual con ustedes desde el principio. Todo viene desde la infancia.
Yo recuerdo que "las nenas" de Puerta 4, en el Gran Buenos Aires, nos hicimos de River para pelear a los nenes que, en su gran mayoría eran de Boca o San Lorenzo. Fue una poco democrática decisión que tomó Patricia (la de saquito azul a la izquierda de la imagen), que era de ese equipo y la cabecilla de la banda. Por supuesto, con el transcurrir del tiempo, notamos que no había sido una gran idea. Era la época de Labruna como técnico y River no volvió a ser campeón por 18 años.

Mi amigo Walter (de pullover gris, a mi lado en la primer foto), se sorprende de que volviera al Ciclón que me vio nacer, porque no recuerda como yo el asunto. Bueno, es hombre y omite detalles fundamentales. De hecho, yo si me acuerdo cuando él cambió de cuadro...

Es así. Nosotras "tocamos de oído" en el fútbol por culpa de ustedes... que se olvidan de asuntos fundamentales de la vida diaria que nosotras (se sobreentiende), estaremos para cubrir cuando ustedes estén haciendo algo divertido o buludeando. Cómo disfrutar del fútbol, que para nosotras pasó a ser un delirante idioma que sospechamos entretenido, pero que se remonta a nuestra infancia y es nuestro primer desengaño.

Yo persisto en recordar, de cualquier manera ese folklore futbolero, en el que los chicos de mi barrio jugaban partidos memorables, esquivando el añoso y perfecto roble de la canchita de la esquina, que lindaba con mi casa de entonces. Ese árbol, tenía una enorme piedra incrustada entre las ramas, que algunos pibes, antes que nosotros, habían metido ahí para que el tronco fuera más fácil de trepar y nos permitiera ganar las ramas más altas para ver los encuentros deportivos desde los palcos preferenciales.

El improvisado estadio funcionaba "a full". Si no estaba habilitado las 24 hs. era solo porque, infortunadamente, en esa época del "proceso", los militares que estaban a una cuadra, en Campo de Mayo, eran los amos del universo y parte de la rutina de la gente era estar en su casa antes que se hiciera de noche.

Al mediodía, los empleados de la Concesionaria Ford Motors, preferían jugarse un picadito a almorzar. La gente (los hombres del barrio), veían el match desde sus casas, porque la canchita estaba estratégicamente ubicada en una esquina, que les permitía, asomados por sobre las ligustrinas, alentar o abuchear a los equipos.
Las mujeres, a esa hora, atareadas con chicos que iban o venían del colegio, cocinaban.
Las otras nenas, levantarían la mesa o lavarían platos... yo era alcanza pelotas, por vivir en la casa limítrofe al campo de juego.
Trabajo forzado, indigno y jamás pagado, que me entrenó en las lides de la resinación, el maltrato y la paciencia para soportar cualquier cosa y sobrevivir con valentía y frialdad inaudita a situaciones que, según me dicen, son lisa y llanamente insoportables para la media de la población.

La cuestión es, que los jóvenes mecánicos, se entreveraban en las polvaredas que se levantaban a su paso y le habían a rruinado a mi viejo el pastito que tanto cuidaba antes que los muchachos hicieran rutina el asunto del picadito. No siempre los equipos eran de 11 jugadores. Si faltaba gente, rápidamente, los más habilidosos pasaban a valer doble y se largaba el encuentro. Solo se suspendía por lluvia, que tornaba la cancha intransitable (para los grandes, pero podía haber encuentros de pibitos que luego eran castigados por sus madres por embarrarse).
Me acuedo de "Pío", que era uno fachero, medio rubión como el gringo Scotta y de otro más petiso y morocho, que eran los dos más amables a la hora de reclamar la pelota que caía del lado de mi casa, provocando el alboroto de los perros. A los demás no les preocupaba que yo me perdiera "Daktari" o que debiera interrumpir mi alimentación más importante del día, en plena edad del crecimiento, ni que las mandíbulas del boxer me mordieran como solía suceder. Esos pataduras, lo único que querían era su balón intacto y rápido... eso si: sin mordeduras.
Por suerte, a las 14 hs. escuchaban el timbre y debían volver al laburo.

Las cosas empezaron a mejorar cuando mi viejo se jubiló y heredó mi labor, felíz como un chico más.
Yo empecé a disfrutar de las gambetas de los chabones de otras canchas, a las que podía ir a sacar fotos a los equipos que querían tener sus murales de recuerdo y en algún cuento, como el que me recordó a Walter Sacaldaferro, quien también se pasó una vez de Rácing a San Lorenzo por culpa de "Los matadores", para alegría de mi papá que era cuervo fanático y no me perdonaba mi desliz con River.

Sospechamos que don Antonio, se sentía igual, por eso no lo llevó nunca a probarse y no llegó a ser el Maradona del Ciclón, que Soriano podría haber aplaudido en el viejo Gasómetro de Boedo.



"El penal más largo del mundo"


"El penal más fantástico del que yo tenga noticia se tiró en 1958 en un lugar perdido del valle de Río Negro, en Argentina, un domingo por la tarde en un estadio vacío.

Estrella Polar era un club de billares y mesas de baraja, un boliche de borrachos en una calle de tierra que terminaba en la orilla del río. Tenía un equipo de fútbol que participaba en el campeonato del valle porque los domingos no había otra cosa que hacer y el viento arrastraba la arena de las bardas y el polen de las chacras.Los jugadores eran siempre los mismos, o los hermanos de los mismos. Cuando yo tenía quince años, ellos tendrían treinta y me parecían viejísimos. Díaz, el arquero, tenía casi cuarenta y el pelo.El blanco que le caía sobre la frente de indio araucano. En el campeonato participaban dieciséis clubes y Estrella Polar siempre terminaba más abajo del décimo puesto. Creo que en 1957 se habían colocado en el decimotercer lugar y volvían a sus casas cantando, con la camiseta roja bien doblada en el bolso porque era la única que tenían. En 1958 empezaron ganándole a Escudo Chileno, otro club de miseria.
A nadie le llamo la atención eso. En cambio, un mes después, cuando habían ganado cuatro partidos seguidos y eran los punteros del torneo, en los doce pueblos del valle empezó a hablarse de ellos.Las victorias habían sido por un gol, pero alcanzaban para que Deportivo Belgrano, el eterno campeón, el de Padini, Constante Gauna y Tata Cardiles, quedara relegado al segundo puesto, un punto más abajo. Se hablaba de Estrella Polar en la escuela, en el ómnibus, en la plaza, pero no imaginaba todavía que al terminar el otoño tuvieran 22 puntos contra 21 de los nuestros. Las canchas se llenaban para verlos perder de una buena vez. Eran lentos como burros y pesados como roperos, pero marcaban hombre a hombre y gritaban como marranos cuando no tenían la pelota. El entrenador, un tipo de traje negro, bigotitos recortados, lunar en frente y pucho apagado entre los labios, corría junto a la línea de toque y los azuzaba con una vara de mimbre cuando pasaban a su lado. El público se divertía con eso y nosotros, que por ser menores jugábamos los sábados, no nos explicábamos como ganaban si eran tan malos. Daban y recibían golpes con tanta lealtad y entusiasmo, que terminaban apoyándose unos sobre otros para salir de la cancha mientras la gente les aplaudía el 1 a 0 y les alcanzaba botellas de vino refrescadas en la tierra húmeda. Por las noches celebraban en el prostíbulo de Santa Ana y la gorda Leticia se quejaba de que se comieran los restos del pollo que ella guardaban en la heladera. Eran la atracción y en el pueblo se les permitía todo. Los viejos les recogían de los bares cuando tomaban demasiado y se ponían pendencieros; los comerciantes les regalaban algún juguete o caramelos para los hijos y en el cine, las novias les consentían caricias por encima de las rodillas. Fuera de su pueblo nadie los tomaba en serio, ni siquiera cuando le ganaron a Atlético San Martín por 2 a1.
En medio de la euforia perdieron, como todo el mundo, en Barda del Medio y al terminar la primera rueda dejaron el primer puesto cuando Deportivo Belgrano los puso en su lugar con siete goles. Todos creímos, entonces, que la normalidad empezaba a restablecerse. Pero el domingo siguiente ganaron 1 a 0 y siguieron con su letanía de laboriosos, horribles triunfos y llegaron a la primavera con apenas un punto menos que el campeón. El último enfrentamiento fue histórico por el penal. El estadio estaba repleto y los techos de las casas también. Todo el mundo esperaba que Deportivo Belgrano repitiera los siete goles de la primera rueda. El día era fresco y soleado y las manzanas empezaban a colorearse en los arboles. Estrella Polar trajo más de quinientos hinchas que tomaron una tribuna por asalto y los bomberos tuvieron que sacar las mangueras para que se quedaran quietos.El referí que pitó el penal era Herminio Silva, un epiléptico que vendía las rifas del club local y todo el mundo entendió que se estaba jugando el empleo cuando a los cuarenta minutos del segundo tiempo estaban uno a uno y todavía no había cobrado la pena por más que los de Deportivo Belgrano se tiraran de cabeza en el área de Estrella Polar y dieran volteretas y malabarismos para impresionarlo. Con el empate el local era campeón y Herminio Silva quería conservar el respeto por sí mismo y no daba penal porque no había infracción. Pero a los 42 minutos, todos nos quedamos con la boca abierta cuando el puntero izquierdo de Estrella Polar clavó un tiro libre desde muy lejos y se pusieron arriba 2 a 1. Entonces sí, Herminio Silva pensó en su empleo y alargó el partido hasta que Padín entró en el área y ni bien se le acercó un defensor pitó. Ahí nomás dio un pitazo estridente, aparatoso y sancionó el penal. En ese tiempo el lugar de ejecución no estaba señalado con una mancha blanca y había que contar doce pasos de hombre. Herminio Silva no alcanzó siquiera a recoger la pelota porque el lateral derecho de Estrella Polar, el Colo Rivero, lo durmió de un cachetazo en la nariz. Hubo tanta pelea que se hizo de noche y no hubo manera de despejar la cancha ni de despertar a Herminio Silva. El comisario, con la linterna encendida, suspendió el partido y ordenó disparar al aire. Esa noche el comando militar dictó estado de emergencia, o algo así, y mandó a enganchar un tren para expulsar del pueblo a toda persona que no tuviera apariencia de vivir allí. Según el tribunal de al Liga, que se reunió el martes, faltaban jugarse veinte segundos a partir de la ejecución del tiro penal y ese match aparte entre Constante Gauna, el shoteador y el gato Díaz al arco, tendría lugar el domingo siguiente, en el mismo estadio a puertas cerradas. De manera que el penal duro una semana y fue, si nadie me informa lo contrario, el más largo de toda la historia. El miércoles faltamos al colegio y nos fuimos al pueblo vecino a curiosear. El club estaba cerrado y todos los hombres se habían reunido do en la cancha, entre las bardas. Formaban una larga fila para patearle penales al Gato Díaz y el entrenador de traje negro y lunar trataba de explicarles que esa era la mejor manera de probar al arquero.Al final, todos tiraron su penal y el Gato atajó unos cuantos porque le pateaban con alpargatas y zapatos de calle. Un soldado bajito, callado, que estaba en la cola, le tiró un puntazo con el borseguí militar y casi arranca la red. Al caer la tarde volvieron al pueblo, abrieron el club y se pusieron a jugar a las cartas. Díaz se quedó toda la noche sin hablar, tirándose para atrás el pelo blanco y duro hasta que después de comer se puso un escarbadientes en la boca y dijo:-Constante los tira a la derecha. -Siempre -dijo el presidente del club. -Pero él sabe que yo sé. -Entonces estamos jodidos. -Sí, pero yo sé que él sabe -dijo el Gato. -Entonces tírate a la izquierda y listo -dijo uno de los que estaban en la mesa. -No. El sabe que yo sé que él sabe -dijo el Gato Díaz y se levantó para ir a dormir. -El Gato esta cada vez más raro -dijo el presidente el club cuando lo vio salir pensativo, caminando despacio. El martes no fue a entrenar y el miércoles tampoco. El jueves, cuando lo encontraron caminando por las vías del tren estaba hablando solo y lo seguía un perro con el rabo cortado. -¿Lo vas a atajar?- le preguntó, ansioso, el empleado de la bicicletería. -No sé. ¿Qué me cambia eso?- preguntó. -Que nos consagramos todos, Gato. Les tocamos el culo a esos maricones de Belgrano. -Yo me voy consagrar cuando la rubia de Ferreyra me quiera querer -dijo y silbó al perro para volver a su casa. El viernes, la rubia de Ferreyra esta atendiendo la mercería cuando el intendente del pueblo entró con un ramo de flores y una sonrisa ancha como una sandía abierta.Esto te lo manda el Gato Díaz y hasta el lunes vos decís que es tu novio. -Pobre tipo -dijo ella con una mueca y ni miro las flores que habían llegado de Neuquén por el ómnibus de las diez y media. A la noche fueron juntos al cine. En el entreacto el Gato salió al hall a fumar y la rubia de los Ferreyra se quedó sola en la media luz, con la cartera sobre la falda, leyendo cien veces el programa sin levantar la vista. El sábado a la tarde el Gato Díaz pidió prestadas dos bicicletas y fueron a pasear a las orillas del río. Al caer la tarde la quiso besar, pero ella dio vuelta la cara y dijo que el domingo a la noche, tal vez, después que atajara el penal, en el baile. -¿Y yo cómo sé? -dijo él.-¿Cómo sabés qué? -Si me tengo que tirar para ese lado. La rubia Ferreyra lo tomó de la mano y lo llevó hasta donde habían dejado las bicicletas. -En esta vida nunca se sabe quién engaña a quién -dijo ella.¿Y si no lo atajo? -preguntó él. Entonces quiere decir que no me querés -respondió la rubia, y volvieron al pueblo. El domingo del penal salieron del club veinte camiones cargados de gente, per la policía los detuvo a la entrada del pueblo y tuvieron que quedarse a un costado de la ruta, esperando bajo el sol. En aquel tiempo y en aquel lugar no había emisoras de radio, ni forma de enterarse de lo que ocurría en una cancha cerrada, de manera que los de Estrella Polar establecieron una posta entre el estadio y la ruta. El empleado del bicicletero subió a un techo desde donde se veía el arco del Gato Díaz y desde allí narraba lo que ocurría a otro muchacho que había quedado en la vereda que a su vez transmitía a otro que estaba a veinte metros y así hasta que cada detalle llegaba a donde esperaban los hinchas de Estrella Polar. A las tres de la tarde, los dos equipos salieron a la cancha vestidos como si fueran a jugar un partido en serio. Herminio Silva tenía un uniforme negro, desteñido pero limpio y cuando todos estuvieron reunidos en el centro de la cancha fue derecho hasta donde estaba el Colo Rivero que le había dado el cachetazo el domingo anterior y lo expulsó de la cancha. Todavía no se había inventado la tarjeta roja, y Herminio señala la entrada del túnel con una mano temblorosa de la que colgaba el silbato.Al fin, la policía sacó a empujones al Colo que quería quedarse a ver el penal. Entonces el arbitro fue hasta el arco con la pelota apretada contra una cadera, contó doce pasos y la puso en su lugar. El Gato Díaz se había peinado a la gomina y la cabeza le brillaba como una cacerola de aluminio. Nosotros los veíamos desde el paredón que rodeaba la cancha, justo detrás del arco, y cuando se colocó sobre la raya de cal y empezó a frotarse las manos desnudas, empezamos a apostar hacía dónde tiraría Constante Gauna. En la ruta habían cortado el tránsito y todo el Valle estaba pendiente de ese instante porque hacía diez años que el Deportivo Belgrano no perdía un campeonato. También la policía quería saber, así que dejaron que la cadena de relatores se organizara a lo largo de tres kilómetros y las noticias llegaban de boca en boca apenas espaciadas por los sobresaltos de la respiración. Recién a las tres y media, cuando Herminio Silva consiguió que los dirigentes de los dos clubes, los entrenadores y las fuerzas vivas del pueblo abandonaran la cancha, Constante Gauna se acercó a acomodar la pelota. Era flaco y musculoso y tenía las cejas tan pobladas que parecían cortarle la cara en dos. Había tirado ese penal tantas veces -contó después- que volvería a patearlo a cada instante de su vida, dormido o despierto. A las cuatro menos cuarto, Herminio Silva se puso a medio camino entre el arco y la pelota, se llevó el silbato a la boca y sopló con todas sus fuerzas. Estaba tan nervioso y el sol le había machacado tanto sobre la nuca, que cuando la pelota salió hacía el arco, el referí sintió que los ojos se reviraban y cayó de espalda echando espuma por la boca. Díaz dio un paso al frente y se tiró a su derecha. La pelota salió dando vueltas hacía el medio del arco y Constante Gauna adivinó enseguida que las piernas del Gato Díaz llegarían justo para desviarla hacia un costado. El gato pensó en el baile de la noche, en la gloria tardía y en que alguien corriera a tirar la pelota al córner porque había quedado picando en el área. El petiso Mirabelli llegó primero que nadie y la sacó afuera, contra el asombrado, pero el arbitro Herminio Silva no podía verlo porque estaba en el suelo, revolcándose con su epilepsia. Cuando todo Estrella Polar se tiró sobre el Gato Díaz, el juez de línea corrió hacía Herminio Silva con la bandera parada y desde el paredón donde estábamos sentados oímos que gritaba “¡no vale, no vale!”. La noticia corrió de boca en boca, jubilosa. La atajada del Gato y el desmayo del árbitro. Entonces en la ruta todos abrieron las botellas de vino y empezaron a festejar, aunque el “no vale” llegara balbuceado por los mensajeros como una mueca atónita.Hasta que Herminio Silva no se puso de pie, desencajado por el ataque, no hubo respuesta definitiva. Lo primero que preguntó fue “qué pasó” y cuando se lo contaron sacudió la cabeza y dijo que había que patear de nuevo porque él no había estado allí y el reglamento decía que el partido no puede jugarse con un árbitro desmayado. Entonces el Gato Díaz apartó a los que querían pegarle al vendedor de rifas de Deportivo Belgrano y dijo que había que apurarse porque esa noche él tenía una cita y una promesa y fue otra vez bajo el arco. Constante Gauna debía tenerse poca fe, porque le ofreció el tiro a Padini y recién después fue hacía la pelota mientras el juez de línea ayudaba a Herminio Silva a mantenerse parado. Afuera se escuchaban bocinazos de festejo y los jugadores de Estrella Polar empezaron a retirarse de la cancha rodeados por la policía. El pelotazo salió hacía la izquierda y el Gato Díaz se fue para el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca más volvió a tener. Costante Gauna miró al cielo y después se echó a llorar. Nosotros saltamos del paredón y fuimos a mirar de cerca a Díaz, el viejo, el grandote, que miraba la pelota que tenía entre las manos como si hubiera sacado la sortija de la calesita.
Dos años más tarde, cuando él era una ruina y yo un joven insolente, me lo encontré otra vez, a doce pasos de distancia y lo vi inmenso, agazapado en punta de pie, con los dedos abiertos y largos. En una mano llevaba un anillo de matrimonio que no era de la rubia de los Ferreyra sino del hermano del Colo Rivero, que era tan india y tan vieja como él. Evité mirarlo a los ojos y le cambié la pierna; después tiré de zurda, abajo, sabiendo que no llegaría porque estaba un poco duro y le pesaba la gloria. Cuando fui a buscar la pelota dentro del arco, el Gato Díaz estaba levantándose como un perro apaleado. -Bien, pibe -me dijo-. Algún día, cuando seas viejo, vas a andar contando por ahí que le hiciste un gol al Gato Díaz, pero para entonces ya nadie se va a acordar de mí."

Osvaldo Soriano. En: "Cuentos de los años felices"

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María Elsa Rodríguez nació en San Miguel (Buenos Aires, Argentina) en 1966. Supo que lo suyo no eran las obtusas matemáticas, y que los sueños la movilizaban más que la realidad. Estudió Cinematografía, Fotografía, Bibliotecología y Archivística (áreas estas dos últimas en las que desarrolló su labor profesional los últimos años, sin dejar de seguir ampliando en talleres, su interés por la dramaturgia y la literatura). Estrenó obras en teatro, publicó cuentos y su primera novela. Desde entonces, comparte algo de su material en los sitios que administra en la Web: • https://artistinconcluso.blogspot.com/ • http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/ • http://ailaviuforever.blogspot.com/ • https://www.facebook.com/Libros-para-olvidar-la-editorial-de-los-libros-perdidos-984324104963181/