Cuando yo era una niña y la vida consistía en ir y venir de la casa de mis amigos/hermanos Moni y Marcelito (al que luego le diría Ringo)… escuché unos sonidos que cambiarían mi mente y mi alma para siempre. Era un LP que el tío Jesús nos legó (nunca mejor puesto el nombre de quien nos iniciaría en la religión) con su infinito amor.
Puedo afirmar que en ese momento supe que sería quien soy. Tal vez me imaginé más exitosa, aunque no puedo negar que soy: “a-fortunada”. Pero ya se sabe que “el dinero no puede comprarme amor”.
Lo que sonaba en los humildes parlantes del combinado, era: “La Banda del Sargento Pepper”. Supe que ese era el único ejército que valía la pena respetar. Desde entonces, soy miembro de la legión de fans que nos comunicamos “a través del universo”.
Gracias a todos los artistas que entraron después a mi vida… (sin ustedes, no habría llegado hasta aquí) y, muy especialmente a Roberto Petinatto quien logró que escuchara también a los Stones. Sin él hubiera seguido siendo parte del River-Boca de la música mundial.
Gracias a Los Beatles… y, sobre todo a Sir George Martin que nos los premitió disfrutar de esa forma.
“In my life, I love you more"!
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