Argentriste
Triste barrio, alejado y perdido
cielo inmenso que cubre
de celeste la tarde,
de principio a fin.
El mismo aquí que allá
desmesura sin fin,
nos abarca y rodea a todos
quienes sin reparar en ello
merodeamos insensibles,
humilde o altivamente
este planeta que suena enorme
perdido también a su suerte,
en infinitos confines
de un universo eterno.
Si somos nada
y nos creemos todo
¿Qué nos separa
más que la distancia
meridiana, kilométrica
circunstancial y mundana?
Ni los colores, ni las montañas
ni los dolores en las entrañas…
nada hay entre las mentes hermanas.
Triste barrio, alejado y perdido
cielo inmenso que cubre
de celeste la tarde,
de principio a fin.
El mismo aquí que allá
desmesura sin fin,
nos abarca y rodea a todos
quienes sin reparar en ello
merodeamos insensibles,
humilde o altivamente
este planeta que suena enorme
perdido también a su suerte,
en infinitos confines
de un universo eterno.
Si somos nada
y nos creemos todo
¿Qué nos separa
más que la distancia
meridiana, kilométrica
circunstancial y mundana?
Ni los colores, ni las montañas
ni los dolores en las entrañas…
nada hay entre las mentes hermanas.
María Elsa Rodríguez
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