
Para el día de la madre, los ineficientes de mis hijos dicen que se les escapó el editor que les había pedido...
Bueno, me trajeron un libro que compila las "anécdotas" que el tío Jorge sufría yendo hacia lo de su analista o durante las sesiones.
Y, en plena nostalgia, recordé nuestras propias dos charlas (una mejor que la otra) y que la tercera no se llegó a concretar...
En la primera, me agradeció mi carta y conversamos acerca de que si no escribíamos juntos la película que le proponía, igual no debía desesperar ni dejar de dedicarme al género epistolar... ya que por ese lado iba a conseguir lo que estaba buscando.
Curiosamente, esa primera carta que le agradó tanto, estuvo demorada un mes en la entrada de Canal 13 (Jorge ya no trabajaba alli). La busqué y la lleve a su nuevo domicilio para que pueda tenerla en las manos, verla con sus ojos, procesarla y contestarla tal cual sucedió...
La última corrió con peor suerte. Primero la envié a esa dirección en Puerto Madero, donde ya no funcionaba la Productora de Guinzburg, por lo que un mes después me la regresó el Correo Argentino. La guardé un tiempo, mientras buscaba donde llevarla como la primera vez. Sospeché que "era una señal". Por ese entonces, me entero que la gente "de Jorge" estaba grabando los programas que él producía para "Canal a" en la Biblioteca donde yo trabajo en otro horario... "¿Más señal qué esa, boluda?", me dije, mientras dejaba allí mismo el sobre para que le den al quia.
¿Podés creer que una de mis compañeras de laburo la interceptó y la cajoneó?
Meses después encontré la dichosa epístola y, tercamente insistí en acercársela a su destinatario... que resultó que estaba internado y no tuvo tiempo de leerla ya que "se mudó al barrio que hay detrás de las estrellas"
Ojalá que todos los "editantes distantes" no tengan tan malos compañeros de laburo y se pongan en contacto...
¡CONTACTE-MONOS!
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