Decía un tal “Don Mario” en la entrada precedente (que, curiosamente, está bajo esta...).
El tío Mario Pergolini, es un ser cotidiano… digamos, que me acompaña desde la radio por las mañanas, diciendo cosas como por ejemplo, que no puede ni pensar en marcar un texto, ya que sería como quemar plata... porque el libro es algo valioso:
“No puedo subrayar un libro (…)
Soy un italiano educado en que el libro no se destruye, no se arruina (…)
Siento casi como que estoy talando un árbol”
Mario hablaba con Halperín, acerca de cómo marcan un texto… uno toma notas aparte y el otro, subraya frases a lo loco.
En otro programa, “Dath Mario”, se sorprendía de que le sigan mandando cartas manuscritas… ¡De 40 páginas! Tal vez, sea debido a que dejó de tener mail hace dos años…
“primero fue el cigarrillo y después el mail (…) creo que fue, sin dudas, una de las decisiones más acertadas de mi vida (…) no perdí ni un solo negocio.”
Previamente, se hallaba preocupado por los problemas que le sigue acarreando su bocota, con esa costumbre de decir lo que no se debe… de ahí la relación con la P.C.: “te pregunta por lo menos tres veces: ¿Quiere usted realizar esta acción? Y uno, tres veces le dice: ¡Si!... ¡Y en la tercera te das cuenta que sos un boludo! Pero es tarde. Ya lo enviaste…”
El tío Mario Pergolini, es un ser cotidiano… digamos, que me acompaña desde la radio por las mañanas, diciendo cosas como por ejemplo, que no puede ni pensar en marcar un texto, ya que sería como quemar plata... porque el libro es algo valioso:
“No puedo subrayar un libro (…)
Soy un italiano educado en que el libro no se destruye, no se arruina (…)
Siento casi como que estoy talando un árbol”
Mario hablaba con Halperín, acerca de cómo marcan un texto… uno toma notas aparte y el otro, subraya frases a lo loco.
En otro programa, “Dath Mario”, se sorprendía de que le sigan mandando cartas manuscritas… ¡De 40 páginas! Tal vez, sea debido a que dejó de tener mail hace dos años…
“primero fue el cigarrillo y después el mail (…) creo que fue, sin dudas, una de las decisiones más acertadas de mi vida (…) no perdí ni un solo negocio.”
Previamente, se hallaba preocupado por los problemas que le sigue acarreando su bocota, con esa costumbre de decir lo que no se debe… de ahí la relación con la P.C.: “te pregunta por lo menos tres veces: ¿Quiere usted realizar esta acción? Y uno, tres veces le dice: ¡Si!... ¡Y en la tercera te das cuenta que sos un boludo! Pero es tarde. Ya lo enviaste…”
Después, el pobre hombre se dio cuenta de la edad que ya tenemos… (porque en la carta había un diario de 1979… y uno de sus colaboradores nació ese año): “¿Vos naciste en 1979 y ya trabajás?” le pregunta...
Si, tío, así es, ya estamo’ acá ¿Qué te pasa? Veintipico de años de Rock’n Pop tenemo’.
Aunque vos no te acuerdes, cuando te mandaba cartas “en papel”, me las contestabas también y me agradeciste la cámara fotográfica que era (en realidad) un encendedor, con el que quemaste tal vez a ese mismo muchachito… sin escuchar la sabia voz de De La Puente que te aclaraba: “¡Ojo! Dice que se quemó una ceja jugando…”
Pero ya era tarde… el daño estaba echo.
Salame, bocón, pavote, flaco al pedo, pero igual los sobrinos te queremo’
Esa misma mañana, más temprano… la Tía Eli, habló con Grinbank… pidiéndole que re-compre la radio. El te tiró la pelota a vos…
Sospecho que ahí ya no se puede hacer más alianzas… ¡Qué pena grande!
Me voy a tatuar el logo por las dudas…
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