
Allá por el 2000 no me acuerdo cuanto (en plena depresión económica pre-caída del chupete...), recuerdo que mi familia virtual (léase "tíos Mario y Edu), me contestan al aire una carta patético-lamentosa, alentándome como cierre de su ceñero programa radial. Mi marido desempleado temporario de entonces, escucha y reconoce la historia... charlando del curioso evento, nos sorprende un llamado telefónico del famoso "Sr. Guinzburg". Le atiendo esperando que sea Liam Neeson, por lo alto, apuesto y bien empleado que era entonces... y porque era 14 de febrero:
"San Valentín". Pero era Jorge, nomás. De la charla demencial de ese día, poco quedó para el encuentro "en vivo y en directo", lo que me traumatizó grandemente. Enterada de que la persona con la que tenía que "volver a hablar" y no me habló... ya no trabaja efectivamente en la productora del quía, me vinieron las ganas de recontactamiento. Persistí tercamente en seguir enviando toda cosa que se me ocurría "por las dudas" y hace unos meses (en otro momento de pérdidas), me avisan del trabajo, que no me reincorpore ese día... porque la biblioteca "
la iban a usar para Guinzburg". Como no me supieron explicar exactamente el asunto, sospeché que
"mi tío aparecería con su limusina y yo no estaría ahí". Redacté cartita y la deslicé por debajo de la puerta del establecimiento mientras seguía viaje para escuchar una irreparable noticia. También le autografié la foto porque soy miembro del "
PFY (primero firmo yo)".
La cosa es que después supe que no, no era este hombre el que venía... igual sirvió para levantar momentáneamente el ánimo. Esto de aferrarse tontamente a ilusiones, es algo que leí en un libro de autoayuda, y curiosamente parece confirmar mi teoría de que "
la familia virtual" que uno se va armando con sus ídolos de la música y la radio o la T.V. está siempre ahí, como decían los Beatles: "aquí, allá y en cualquier lugar", como los superhéroes.