Con este prólogo comienza el libro del fiscal Moreno Ocampo, que sigue con la introducción:
“Octubre de 1984. Sentados ante un pequeño escritorio de madera, esperábamos que los guardias trajeran a Jorge Rafael Videla para prestar declaración ante los jueces. (…) Unos días antes había sido designado para colaborar con Strassera como fiscal adjunto del juicio a las juntas militares. Era la primera vez que iba a trabajar de fiscal y que iba a ver personalmente a Videla. Las diferentes imágenes que tenía de él, casi siempre de uniforme, recibidas a través de la televisión y los diarios, se remontaban a la mañana del 24 de marzo de 1976, cuando la voz grave de un locutor informaba por cadena nacional que las Fuerzas Armadas habían destituido a la presidente de La Nación, Isabel Martínez de Perón. Esa mañana, mientras escuchaba la televisión, vi por la ventana de mi pequeño departamento a dos señoras que caminaban por la vereda, abrumadas por el peso de sus bolsas de mercado llenas de comida. Me parecía una actitud miserable el hacer acopio de alimentos ante un golpe de Estado; hoy pienso que ese reproche ocultaba mi propia impotencia.
(…) Muchos padres necesitamos explicar a nuestros hijos lo que pasó en esa época. A quienes la vivimos, aún hoy nos resulta difícil entender todo lo que pasó. A los más jóvenes les resulta sencillamente inconcebible. Yo también necesito explicar lo que pienso, mostrar mis recuerdos, poner en orden mis pensamientos.
Durante cuatro años investigué el horror.
(…) Mi compromiso personal no dependía exclusivamente de mi tarea. Soy de la misma generación que mató y murió en aquel tiempo. Sin embargo, hasta ese momento, la violencia no me había rozado.
(…) ¿Por qué estos crímenes ocurrieron el al Argentina?
(…) En el año 1988 pude conocer al fiscal de Nüremberg, Telford Taylor, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde es profesor desde hace muchos años. En esa oportunidad me dijo:
_ Lo que más me impresionó del juicio de Nürembrerg fue descubrir que los asesinatos masivos, las torturas a niños, los experimentos con seres humanos, habían sido realizados por un grupo de hombres perfectamente comunes y corrientes. Los nazis eran buenos padres de familia, preocupados por sus hijos, muy escrupulosos con el dinero, respetuosos de su honor, leales a su país, cumplidores de los valores que respeta el ciudadano medio. Me da mucho más temor que esos actos aberrantes hayan sido llevados a cabo por gente común y corriente que si los hubiera realizado seres particularmente diabólicos. Porque de esa forma, en cualquier momento se puede repetir el horror.
(…) No se trató de crímenes pasionales, de hombres arrebatados por el furor que torturaron y mataron, sino de gente que actuaba siguiendo procedimientos establecidos.
(…) Al poner el acento en las características morales de las personas, no advertimos la importancia del contexto…”
Luis Moreno Ocampo: "Cuando el poder perdió el juicio
Cómo explicar el 'Proceso' a nuestros hijos". Planeta, Buenos Aires, 1966. ISBN 950-742-689-2
Cómo explicar el 'Proceso' a nuestros hijos". Planeta, Buenos Aires, 1966. ISBN 950-742-689-2
1 comment:
Este libro es imperdible
Si logro digitalizar más y te interesa puedo pasártelo
GRACIAS
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