(Atrapada “ensigo” misma)
(La entran como a “Hannibal”, esposada y entre dos enfermeros o policías. Tiene una campera algo caída a mitad de brazos, que dificulta sus movimientos y contra la que va a luchar. Habla "gangoso" durante todo el monólogo, pero no lo sabe)
Natalia_ ¡La campera, la campera! ¿Me acomodás la campera? Ni bola que me dan... ¡Ya
van a ver!... Le voy a contar al Juez, que “no es” mi amigo... (pausa) ¡Se ríen!...
(extraviada) Escucho voces...
(va hacia el centro del escenario)
“Querido Sr.Juez” (pausa, duda). No: “Sr. Juez”... yo juré decir la verdad, toda
la verdad y nada más que la verdad. Y usted me juzga. (Mira hacia fuera) ¿Se
ríen?. Todos se ríen de mi discapacidad. “Se Reían”. Porque antes “yo era”
gangosa. Pero fui a un foniatra que me curó... ¿Se ríen? (al público,
ofendida). Lo que no me curó son las voces en mi cabeza, escucho voces en mi
cabeza... pero suenan claritas. No son gangosas.
(Transición. Grita hacia una de las patas como si hubiese alguien)
¿Podés subir la radio así nos reímos todos? . La gente es mala.
Ahora se ocupan de juzgarme... ¡Pero ya me habían juzgado antes! ¡Por gangosa!
(lloriqueante). ¡Miserables!... (otra vez hacia fuera. Pausa).
¡Qué calor! ¡La campera!... ¿Me sacás la campera?
(lucha con furia para sacársela, cayendo al piso de rodillas. Le queda finalmente enganchada en los brazos, por las esposas. Se calma)
Yo no quería, Sr. Juez, pero les hice un favor... porque al gordo de mi
marido “no le entraba en la cabeza”... ¡Ni un sombrero le entraba en la cabeza al
cabezón! (comienza a golpear el piso como si estuviese ahí) ¡Já!¡Gil!... ¡Reite
ahora, cabezón! ¡Reíte, gordo chancho pedorro!... ¿No ves que la gente se reía de
vos también? (imitando a los amigos y sin acento "gangoso"): “Correte gordo, que hacés eclipse”, le decían los amigos. Porque el pelotazo se paraba delante de la luz y tapaba todo con la cabezota... ¡Pedazo de infeliz! (vuelve contra el piso. Pausa. Transición)
Gracias a mi, ahora no se ríen más del gordo... del “pobre gordo”.
¿Ahora se dan cuenta que era pobre ¡Si nunca tuvo un mango el boludo... ¡Y se reía!
(Carga contra el piso)
¿De qué te reís?
Mirá como me dejaste el piso todo ensangrentado,
desgraciado.
(transición)
¡La campera! (hacia afuera, implorante): ¿Me desenrollás la campera?
(furiosa)
¿Te reís?¿De qué carajo te reís? Los amigos del gordo no se ríen más de mi.
(vuelve al centro)
Y los nenes primero se reían también... después se ponían a gritar, con sus
vocecitas chillonas... (amenazante, como si hablara con una criatura que no está):
¿Por qué llorás?
(transición. Para sí misma)
Yo no se porqué los pendejos son tan indecisos...
(de nuevo a la criatura):
Soy mami... ¿De qué te asustás?
(al público)
Pero les hice un favor... los destrocé para no traumatizarlos (pausa). Después la
psicóloga me iba a echar la culpa a mi... porque la culpa siempre la tiene la
madre (pausa)
A mi todos me juzgan... Y yo escucho voces... (se tapa los oídos). Eran
gangositos, también, les quería hacer un favor...
(a los niños. Se acurruca en el piso, tratando de taparse los oídos)
¡Cállense! ¿No se van a callar?
¿No ven que la gente se reía de los gangositos?
¿No entienden?
¿Me juzgan también?
¿Me juzgan?
¡Desagradecidos!
FIN
María Elsa Rodríguez
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