"Cada hoja es todas las hojas del innumerable Arbol de los Relatos"

Saturday, February 28, 2009

Como reverdecer en otoño...

Si muchachos...

La primavera fue de Praga, pero como sabemos, les duró lo que un pedo en un canasto…

Como este clima loco, que fue sequía en verano y ya, casi en otoño, trajo lluvia sanadora para que las plantas reverdezcan y alegren mi vista cansada…



"Yo pienso seguir viviendo
Seguir soñando
El horizonte siempre llama.
Ahora lo tengo
un poco más claro,
un poco más cerca.
No me resigno
a que todo se acabó
con el acné juvenil.
Simplemente pienso
seguir esperando el momento exacto
sin dejar de seguir buscando.”








María Elsa Rodríguez

¿El otoño es la madurez?

Así, este otro powerpoint “algo alterao (es más largo que la injusticia)” llegó el mismo día que el de la entrada anterior que idolatraba la primavera de la vida.
Ojalá el invierno no se aparezca antes de tiempo con su helada asesina…

"Alabanza a la madurez"

Un exhorto para disfrutar de los
mejores años de nuestra existencia
(con textos y fotografías de
Francisco Arámburo Salas)

"¡Adiós a la Juventud!

Indudablemente la juventud es una edad dorada y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz.
Es una dichosa etapa creadora y vigorosa en la cual todo es fresco y novedoso, como una
vaporosa nube en el firmamento con
destellos de color de rosa.
PERO....
...hay que reconocer que esa misma juventud tan alabada, tan cantada y suspirada, es también una época llena de luchas, de preocupaciones, de negros nubarrones, muchas veces de privaciones y nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras, competencias, temores, rivalidades y ansiedades.
Es como una regata en la cual hay que estar compitiendo constantemente para lograr un ansiado trofeo.
Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, “despues de la tempestad viene la calma.” Y quizá lo mejor de la juventud... es que ya pasó.
Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud una edad determinada (para unos antes y para otros después), en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo aminora su marcha y se detiene, posándose suavemente, sin prisas, dentro de nosotros mismos.
En este punto el torrente que brotaba y corría impetuoso, quizá un poco revuelto, se aclara hasta hacerse transparente.
Y si volvemos la vista al horizonte veremos que el aire se torna tan puro y diáfano que es posible ver claramente y sin obstrucciones hasta donde la vista alcanza, más allá aun de las montañas que antes nos cubrían el panorama.
El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e inconmensurable, que es el
final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar.
Esta etapa, queridos amigos, es la MADUREZ
¡Pues que sea bienvenida!
Y no debería sorprendernos demasiado hablar claramente de ella y referirnos a sus características en términos precisos, ya que es simplemente un episodio más de la vida, una fase de la común aventura que
juntos iniciamos y hemos compartido en este navío.
Una etapa del desfile en el cual todos marchamos .
Veamos: la madurez no es exactamente el mediodía de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría que es ese impreciso momento que llega sigiloso con las primeras horas del día, abarcando esos instantes brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al ser tocados por los emergentes rayos del sol:
LA MADRUGADA
Hay que verla como un escalón más, o quizá como
el descanso más amplio de la escalinata, y el que más satisfacciones proporciona. Para muchos es la
época más fecunda, más plena y más productiva del ser humano, y ciertamente la más sólida y profunda.
Díganme si no: en la madurez no existe la
nerviosa inquietud de la primavera, el calor agobiante del verano ni el frío cruel del invierno. La madurez es como esa estación color ocre pálido, tibia, serena y perfecta: el otoño.
Para la mayoría de las personas de este tranquilo período de transición, de este suave equinoccio de la vida, es la época en la cual el barco ha dejado de navegar en el abierto y proceloso océano y entra en la seguridad placentera de una grande y tranquila bahía.
(...)
Ahora lo principal es tener la paz que proporciona una actitud serena, tranquila y contemplativa.
Y algo extraordinario:
Ahora no nos inquietan las modas ni los cambios que experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades
Nuestra edad es ya suficiente justificación para mantenernos al margen, aunque sin desentendernos de lo básico y lo esencial.
(…)
Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos.
Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a estas alturas. De éso no hay duda.
¿Entonces para qué preocuparnos?
Es satisfactorio tener la certeza de que ha sido interesante la aventura y excitante el viaje; que ha valido la pena haber vivido todos estos años, haber conocido los lugares y la gente que
conocimos, haber hecho lo que hicimos (o lo que no hicimos), y haber disfrutado de lo que la vida nos brindó.
Y si en su tiempo no pudimos aprovecharlo o no supimos apreciarlo, y desperdiciamos la oportunidad, éso ya es cosa de cada quién.
(…)
Ahora, hay que aceptarlo, nos volvemos más exigentes en nuestros
gustos, pues reclamamos libros mejor escritos, música más selecta, artistas y directores más talentosos, platillos mejor preparados, licores más finos, calzado más cómodo, conversaciones más trascendentes, colores menos chillantes, espectáculos mejor montados y postres
menos empalagosos.
Pero también es cierto que nuestra mente está más abierta al diálogo y al análisis imparcial. Y al ver las cosas con un criterio más amplio y definido, descubrimos que hay menos cosas que nos asustan o nos escandalizan, y simplemente nos hacen sonreír con serena complacencia.
Algo importante también es comprobar que en esta edad ciertas convicciones se afianzan con firmeza y se definen con más claridad. Así vemos como la naturalidad se hace más importante que la apariencia; la sinceridad más valiosa que la superficialidad; la crítica sana más deseable que el halago procaz; la formalidad más encomiable que la frivolidad. Y se reconocen como mejores, indiscutiblemente, la comodidad que la elegancia, la cordialidad que la etiqueta rigurosa, y la sencillez que la ostentación.
(...)
La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.
Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas
(…)
Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!
Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y satisfacciones que nunca
(…)
Amado Nervo lo resumió así:

“Vida: nada me debes.
Vida: nada te debo.
Vida: estamos en paz.”

Sunday, February 22, 2009

¿La infancia es la primavera de la vida?


Capaz que ya lo pregunté.

Soy tan persistente con lo que no me sale...






Pero a veces me preocupa esto de que la mía se explique con esto del calentamiento global y el cambio de clima…

porque todos no hemos sido precisamente felices allá en la niñez, pero (como decía Rosa Montero) “la memoria, además de caprichosa, es una gran fabuladora. Todos somos inventores de nuestra propia historia; escribimos y alteramos nuestro pasado como los novelistas inventan un personaje”.
Hay un powerpoint que recibo por mail cada tanto. Va cambiando un poco el texto, según el que lo rearma… y, sobre todo las imágenes. Una vez me llegó con fotos de juguetes brasileros que eran parecidos, pero el efecto de nostalgia no fue el mismo.
Añoramos lo que reconocemos como propio. Solo de esa manera nos resulta algo personal y conmovedor.
Yo casi no lo abro esta vez solo por el título: “Buenos años los 60 y 70”. Para mi, nombrados así, no son un recuerdo... feliz, precisamente. Reconozco que no he tenido la mejor infancia y mucho menos alegre fue la adolescencia, por la especie de guerra civil que se vivía particularmente en mi casa por temas políticos, y en la Argentina en general… por esa misma razón: demasiados “generales” y milicos matando.
A lo mejor, otros “pendeviejos” como yo, no se dieron cuenta entonces y pudieron ser más alegres. De allí esas ganas locas de volver allá lejos y hace tiempo.
A mi, me gustaría “envejecer como quien se hace joven”, porque algunas cosas rescato y otras ansío tener prontamente, ahora que me siento mejor... y rejuvenecida.




Allá va el texto de marras:


"Respondé una cosa:
Tuviste tu infancia durante los años 60, 70 ...?
¿Cómo pudiste sobrevivir?
Al final de cuentas...
Los autos no tenían cinturones de seguridad, apoyos de cabeza, ¡¡Ni bolsas de aire!!
¡Íbamos sueltos en el asiento trasero festejando, cantando !
¡Y eso no era peligroso!
Las camas tenían escaleras y los juguetes eran multicolores con piezas que se soltaban o al menos pintados con unas tintas “dudosas“ conteniendo cualquier veneno.
No había trabas de seguridad en las puertas de los autos, llaves en los armarios de medicamentos,
detergentes o químicos domésticos.
La gente andaba en bicicleta para allá y para acá, sin casco, guantes, canilleras o coderas...
Bebíamos agua de filtro de barro, del caño, de una manguera, o de una fuente y no aguas minerales en botellas ¨esterilizadas¨.
Construíamos los famosos carritos de ruedas y aquellos quienes tenían la suerte de vivir cerca de una bajada asfaltada, podían tentar de batir records de velocidad y hasta verificar en el medio del camino que habían gastado la suela de los zapatos, que eran usados como frenos...Y estaban descalzos...
Después de algunos accidentes...
¡Todos los problemas estaban resueltos!
Íbamos a jugar en la calle con una sola condición: volver a casa antes del anochecer. No había celulares... ¡Y nuestros padres no sabían dónde estábamos!¡Era increíble!
Brazos enyesados, dientes partidos, pantalones razgados, cabeza pelada
¿Alguien se quejaba de eso?
Todos tenían razón, menos nosotros...
Comíamos dulces a voluntad, pan con manteca, bebidas con la (peligrosa) azúcar. No se hablaba de obesidad,
jugabamos siempre en la calle y éramos super activos ...
Compartíamos con nuestros compañeros y amigos los útiles comprados en el almacén de la esquina, y nunca nadie quedó burro por eso ....
¿Quién no tuvo un cachorro llamado Rin Tin Tin?
Nada de dogui. Comían la misma comida que nosotros (muchas veces los restos) ¡Y sin problema alguno!
¿Baño caliente? ¿Champú?
¡Nada! Uno agarraba al perro y otro con una manguera (fría) iba echando agua y refregandolo con (créanlo) jabón (en barra) ¡De lavar la ropa!
¿Algún perro murió o se enfermó por causa de eso?
La única verdadera pregunta es:
¿Cómo la gente consiguió sobrevivir? "



Texto de Dejan Trifunovic, modificado por Grossber
Dicen que hay que re-enviarlo a amigos y a sus hijos para que recuerden o nos comprendan...
Yo quiero otra cosa.

Sunday, February 15, 2009

La pregunta que faltaba:

Mientras esperaba en la peluquería, pensaba en cuanta razón tenía Anita al hacerse mala sangre por todo el tiempo del fin de semana que se pierde en estas boludeces que nadie puede hacer por nosotros (a Fede no le pasa).
Para no sentir que estaba al dope, me puse a hojear una revista en la que aparecía un reportaje a Roberto Pettinato. En la introducción, el periodista cuenta cuantas veces el Rober se le había negado. Obviamente, para que le pregunten mil veces lo mismo…
Incluso medio que le explica que sueña con otra vida menos embolante.

“Petinatto es uno solo _dice de si mismo_ es un todo y al mismo tiempo es nada. Sabe un poco de todo y nada específico de nada.
(…) Toco el saxofón, aunque ahora más la guitarra y la batería; me encantaría poder dormir mucho. Los sueños son lo mejor que me pasó en la vida. Soñar, soñar y soñar uno tras otro. Los sueños son absurdos y ridículos. Algunos parecen salidos de los Expedientes X.
_ ¿Qué observás cuando conocés a alguien nuevo?
_ Su pensamiento. Su forma de encarar una conversación. Me encanta la gente a la que le pasaron cosas, que tiene anécdotas que yo ya he perdido por el encierro. Hay gente que está viva ¿No?, que parece absorberlo todo de pronto. Esos me gustan.
_ ¿Qué te causa admiración?
_ El sentido del humor sorprendente. No tiene que ser alguien genial, sino solo decir algo que a mi jamás se me hubiese ocurrido (…) me encanta reflexionar humorísticamente. En realidad no soy sino un “reflexionador”.
(…) Nunca sabemos lo que les legamos a nuestros hijos. Con el tiempo ellos lo dirán, o tal vez, nos visitarán en el asilo. Sinceramente no espero nada de ellos. Tal vez por eso me lo den todo.
_ ¿Hacés algún tratamiento médico?
_ Hice y hago terapia. No quiero decir que sea fanático (…) No soy un hombre con el rumbo demasiado claro. Siempre me gustó el tema “el hombre de ningún lugar haciendo planes para nadie”, de los Beatles. Al final me emocionaba cuando decían: “¿No es él un poco como vos o como yo?” ¡Maldita sea! Y eran los Beatles, que estaban educándonos a todos.
(…)
_ ¿Tu analista es hombre o mujer?
_ Es pianista. Un genio que querría ser famoso, pero gracias a Dios no le tocó esa tontería. Un día me contó que visitaba a Lacan. Casi muero de la emoción. Es de los que entienden que muchas veces los sueños son una versión cómica alternativa de la vida real.
(…)
_ ¿Alguna vez te ofrecieron ser candidato político?
_ Yo no soy candidato, soy directamente presidenciable. Y sería el nuevo Perón, sin duda. Se como hacer reír a los enemigos y se como conquistar.
_ ¿Recordás seguido a tus padres?
_ Lloro por mi madre. Mi madre era de película, una suerte de Lolita Torres, y mi padre el hombre duro-blando tipo Gregory Peck. Eran padres especiales. No se me presentaron en sueños como me lo habían prometido. Una lástima, pero todavía no puedo volver a la casa de ellos. Odio y amo los recuerdos.
(…)
_ ¿Qué hacés los fines de semana?
_ Nada. Sueño, sueño, sueño. Esa es mi vida. Nada en especial.”

Entonces, la pregunta que le quedó colgando al reporteador cae de madura: ¿Qué soñás ahora, tío?

Tuesday, February 03, 2009

"Que el mismo ayer no vuelva"

Beatles Dixerunt

Yesterday
all my troubles seemed so far away
now it looks as though they're here to stay


se quedan años en ceniza
se quedan rostros sin penumbra
y no es mi pájaro el que vuela
y no es mi infancia la que duda.


Se quedan pálidas esquinas
con los amantes y sus lenguas
y no es mi otoño el que se apaga
y no es mi sueño el que recela.


I'm not half the man I used to be
there's a shadow hanging over me.


No soy ni intento ser el mismo
sin los estigmas que me salvan
sin los abrazos que no pude
sin los hermanos que me faltan
no quiero ser rescatado
de ese pasado sin futuro
no se entra gratis en el odio
ni en el perdón ni en el orgullo
now I need a place to hide away
oh, I believe in yesterday.

Pero no quiero disolverme
y a mi pesar sentirme nadie
si ahora creo en ese ayer
es sólo para despojarme


ayer de pobres emboscadas
ayer espeso como selva
aprendí todo en el ayer
para que el mismo ayer no vuelva.


Mario Benedetti

About Me

My photo
María Elsa Rodríguez nació en San Miguel (Buenos Aires, Argentina) en 1966. Supo que lo suyo no eran las obtusas matemáticas, y que los sueños la movilizaban más que la realidad. Estudió Cinematografía, Fotografía, Bibliotecología y Archivística (áreas estas dos últimas en las que desarrolló su labor profesional los últimos años, sin dejar de seguir ampliando en talleres, su interés por la dramaturgia y la literatura). Estrenó obras en teatro, publicó cuentos y su primera novela. Desde entonces, comparte algo de su material en los sitios que administra en la Web: • https://artistinconcluso.blogspot.com/ • http://unadextranjerosenyankilandia.blogspot.com/ • http://ailaviuforever.blogspot.com/ • https://www.facebook.com/Libros-para-olvidar-la-editorial-de-los-libros-perdidos-984324104963181/